Alvaro Aragón Ayala
La integración del Consejo Político Estatal y de la dirigencia formal de Morena-Sinaloa en vez de fortalecer debilitará al partido guinda y acabará, por la ruta lopezobradorista, con las aspiraciones de viejos militantes, luchadores sociales y activistas políticos ya que el instituto político abrió las puertas de par en par al fortalecimiento de cacicazgos municipales que se retroalimentan de las estructuras del PRI y el PAN, dando paso al nacimiento a la “nomenclatura de Morena”.
La creación en el imaginario colectivo de una derrota de Héctor Melesio Cuén Ojeda, fundador del PAS, por la cancelación de los registros de delegados de 14 cuenistas, no es tal, pues no constituye la debacle del partido estatal ni de la carrera política del ex rector de la UAS. El proyecto de Cuén es el PAS que suma militantes y el fortalecimiento de su estructura para respaldar al próximo candidato presidencial de Morena.
El borlote armado por la “filtración” de cuenistas en Morena y el acarreo de priistas y panistas a la votación de delegados despertaron a los morenistas de a pie, a los relegados o marginados del partido morenista o de aquellos que esperaban ocupar cargos públicos que hoy usurpan priistas y panistas o morenistas geriátricos. Fueron sacados de manera grosera de la jugada dejándolos sin instrumentos para competir por posiciones al interior de Morena.
Para esos activistas y líderes territoriales rebasados por los alcaldes, diputados locales y federales, ya no existe ningún futuro militar en Morena porque todos los espacios ya están ocupados. La lectura de la integración del Consejo Político Estatal y la virtual nominación de la dirigencia estatal es que quienes ostentan actualmente el poder pretenderán de no soltarlo aunque pierdan el apoyo de la militancia ya que tienen voz y voto en el Consejo Político Estatal.
En esa tesitura, en el 2024 los alcaldes buscarán reelegirse u ocupar un cargo de mayor envergadura y/o tratarán por todos los medios a su alcance de dejar herederos. Los diputados locales también querrán repetir en el Poder Legislativo. Y los funcionarios estatales no soltarán sus posiciones salvo si son promovidos a cargos de elección popular. Si cuaja la jugada del Tercer Piso, de ahí saldrán candidatos a diputados y Senadores, posiciones ya disputadas por algunos alcaldes.
Con la “nomenclatura de Morena” lo más seguro es que el partido se debilitará porque para ajustarse a la nueva realidad política, a casi dos años de que se registren la disputa por las diputaciones federales y las Senadurías, alcaldías y diputaciones locales, cerró con cuatro candados la puerta de enfrente y de atrás a los morenistas puros y de a pie y mandó la lectura de que ya están definidas las candidaturas del 2024, en la que no hay cabida para quienes no tengan representantes en el Consejo Político Estatal.
Así, la militancia morenista relegada desertará y emigrará al PAS, PT, PRD, Movimiento Ciudadano o a otro partido, donde le den oportunidad de competir por alguna candidatura. La integración, pues, del Consejo Político Estatal de Morena no debilita a Cuén Ojeda, sino que le da la oportunidad de convencer a cientos o miles de ciudadanos decepcionados de la opción Morena y le abre la coyuntura para incorporarlos a su proyecto PAS.
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