Alvaro Aragón Ayala
La evaluación y valoración del desempeño inicial de los secretarios de Rubén Rocha Moya navega aún sobre la plataforma de despegue dado que el gabinete estatal –secretarios, subsecretarios, directores y jefes de áreas-, no está aún del todo integrado y no se define el Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027, el cual será considerado el rostro de la actual administración estatal.
Los detalles de los recursos públicos para cada dependencia, sobre los que descansarán los ejes del PED de Rubén Rocha, apenas entró a la mesa de análisis de los diputados del Congreso Local. El presupuesto del 2022 con el que trabajará el primer año el nuevo gobierno estatal es de 58 mil 139 millones 159 mil 321 pesos es sujeto a la discusión parlamentaria.
No está definido aún si los secretarios del gabinete operarán directamente el presupuesto que les destinen mensualmente o si la Secretaría de Administración y Finanzas implementará “candados” para manejar los dineros con restricciones bajo el argumento de la disciplina financiera.
Independientemente de la movilidad y las actividades que desarrollán los funcionarios estatales –algunas secretarías están en etapa de restructuración-, a un mes de iniciada la gestión gubernamental no se cuenta con el desglose de los programas que se emprenderán con exactitud ni con los indicadores financieros y de gestión para levantar un muestreo sobre el resultado, la eficacia y efectividad de los funcionarios.
No existen entonces los suficientes elementos para evaluar el desempeño del gabinete de Rubén Rocha Moya ni para sopesar las políticas públicas como elemento clave para conocer el impacto y la sostenibilidad de los nuevos programas y, a partir de la evidencia generada sobre su diseño, implementación y resultados, desarrollar un análisis certero.
No hay elementos probatorios, aún, para descalificar o glorificar a nadie en el desempeño de sus funciones. Los únicos análisis certeros que se desprenden de la integración del gabinete y de los primeros 30 días de gobierno, son en el sentido de que el gobernador Rubén Rocha Moya construye bajo los andamiajes podridos del modelo de administración priista, que privilegió el saqueo, el despendió y las frivolidades y que canalizó recursos públicos para la ejecución de obras suntuosas, algunas para privilegiar a particulares.
Sobre esas estructuras corroídas, empezaron a trabajar los nuevos secretarios del gabinete y los subsecretarios, directores y jefes de área que Rocha Moya ha ido sumando a su gabinete. No se desprenden todavía elementos para emitir juicios de valor o bien precisar con exactitud quien empezó bien o quien inició mal en el desempeño de sus funciones. Es prematuro sostener que la sociedad ya instaló mecanismos de examen y evaluación en torno a la administración rochista.
En Sinaloa el proceso de análisis y evaluación y valoración de la función pública topó, durante la gestión de Quirino Ordaz Coppel, con falsas encuestas y estadísticas apócrifas y una serie de “resultados inflados” y con la ineficiencia o corrupción de la Secretaría de la Transparencia y Rendición de Cuentas y la Auditoría Superior del Estado. El ejercicio evolutivo de la tasación de la actividad gubernamental fue desviado de su marco normativo y se constituyó en una falacia.
Para evaluar desempeño del trabajo de los secretarios del gabinete se requiere tener a la mano los programas, proyectos, ley, política sectorial, etc. La evaluación corresponde a una valoración sistemática de la concepción, la puesta en práctica y los resultados de una intervención pública en curso o ya concluida; o una valoración ex ante, en la fase de diseño.
La administración empieza. Van 30 días de gobierno y aún no hay presupuesto ni Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027.