Se mantiene el compromiso del gobierno de no subir los impuestos, no se crean nuevos ni se suben, eso es lo primero que hay que saber, dice Raquel Buenrostro en entrevista
“¿A poco todos vamos y hacemos plantones en las escuelas porque a nuestros hijos les hacen exámenes y decimos que les están haciendo terrorismo educativo? Todos los traumas de la sociedad son porque les hacen exámenes, pues no. Eso no es terrorismo educativo, entonces no puede ser terrorismo fiscal decirle a la gente que pague sus impuestos”, este es el mensaje de Raquel Buenrostro a quienes acusan que es una terrorista fiscal.
La matemática de la UNAM responde además que no es cierto que se quiera dañar a la clase media desde el Servicio de Administración Tributaria (SAT), bastión de la 4T que ella encabeza desde una oficina sin obras de arte en las paredes en el número 77 de avenida Hidalgo, en la colonia Guerrero de la Ciudad de México.
“Yo diría que esta miscelánea se caracteriza porque es la miscelánea que beneficia a la clase media. El mensaje del Presidente, que es primero los pobres, eso se ve en los programas sociales, en el gasto. Pero por el lado del ingreso, yo creo que esta es la miscelánea que más ha revolucionado en toda la historia del SAT, y que es exclusivamente para beneficio de la clase media. Porque a la clase media, que son los que ganan menos de 3.5 millones de pesos al año, se les está bajando la tasa del ISR de un 30 por ciento, a un 2.5 por ciento, y además se les está simplificando la vida, porque ya no tienen que saberse de memoria todo eso, nada más con que sepan sacar el 2.5 por ciento de sus ingresos, ya. Y si no, el sistema lo hace de manera automática. Entonces, se les simplifica la vida, se les baja la tasa y con eso se les ayuda muchisísimo”, explica en entrevista con El Sol de México.
Nosotros en el SAT somos conscientes de que es muy complicado pagar impuestos, reitera Raquel Buenrostro.
Por eso tratan de facilitar el pago y cobrarle más a los que más ganan y menos contribuyen.
—¿Está consciente de que a partir de estos cambios que está haciendo ya la llaman la Dama de Hierro?—, pregunta el reportero.
—Sí—, responde Buenrostro, pero en lugar de soltar la afirmación con una cara de disgusto, con una cara de fuchi como las que a veces suelta el Presidente de México en la mañanera, la acompaña con una sonora carcajada: —Yo lo veo como un equivalente a que hay piso parejo. No hay distinciones.
—¿Eso viene, usted piensa, del lado de los empresarios?
—Sí, yo creo que es por el lado de los empresarios. Porque 2020 se caracterizó por los grandes pagos que hicieron, muchos empresarios, o más que empresarios, empresas grandes, empresas que son grandes contribuyentes. Son empresas que tienen más de mil 500 millones de pesos al año. Tenían muchos adeudos y empezaron a regularizarse. Y había empresas que nunca habían pagado impuestos, nunca habían pagado impuestos.
—¿Por qué? Se habla de grandes empresas como Walmart o hasta Interjet, que hasta quebró…
—No, el caso Interjet es otra cosa. Quebró por una mala administración, porque ellos desde 2013, las retenciones, ahora sí que todo mundo a la hora de pagar su boleto, que paga IVA, ese IVA no se lo trasladaban al Gobierno, o le quitaban el ISR a sus trabajadores y tampoco lo trasladaban al Gobierno.
—Y estaban confiados en que nadie les iba a llegar a cobrar ese dinero, ¿no?
—Y ahí había un tema además, porque a ellos les dictaminaba una empresa de las que les llaman Big Four, de las contables, de las más grandes del mundo (Deloitte, KPMG, Ernst & Young y PricewaterhouseCoopers). Una Big Four los estaba dictaminando y les dijo que estaban bien.
—¿No le da miedo cobrarle a esos poderosos empresarios, los grandotes?
—Pues a mí no me da miedo cobrar porque estamos haciendo aplicar la ley. Si estuviera haciendo algo distinto, o fuera de la ley, pues sería diferente. Pero como nosotros sólo estamos haciendo valer la ley, y además, pues es lo que todo mundo dice, los grandes inversionistas, los grandes empresarios, lo que quieren es certeza jurídica y que todo mundo haga un estricto apego a derecho. Nosotros simplemente nos estamos apegando a la ley y estamos dando certeza jurídica. Porque así como unos se molestaron porque nunca habían pagado, muchos otros que nunca han invertido en México, a mí me han llamado, de Europa, de Asia, diciendo que si seguíamos con esa medida, si no era nada nada más un boom, algo más mediático, que si sí se traducía en recaudación, que había muchos fondos de inversión extranjero que querían invertir en México. Porque no se venían a México porque aquí había competencia desleal, porque aquí había empresarios consentidos, con privilegios, entonces ellos no pueden invertir en México, porque tienen una competencia desleal que no paga impuestos.
—Por eso tal vez la ven como la Dama de Hierro, estaban acostumbrados a que los mimaran, y de pronto llega usted y les dice que habrá trato respetuoso, institucional, pero tienen que pagar…
—Sí, de hecho, uno de los grandes contribuyentes, hizo un comentario un día, dijo que en el SAT nunca lo habían tratado tan bien, y nunca le habían cobrado tanto—, las risas inundan la sala que da hacia la Alameda. La Dama de Hierro sonríe mucho, no evade ningún tema: —A diferencia de las otras administraciones creo que aquí, a todos los que vienen se les da un trato respetuoso y educado, entonces parece que a veces no era así.
—¿Por qué nadie se atrevía a cobrarle a ellos y a nosotros los cautivos nos seguían cobrando y exigiendo? ¿Cómo le hizo para acercarse y cobrar? ¿Fueron como 600 empresas no?
—Ochocientas noventa y dos en 2020, las que recaudamos, y de grandes empresas nos dieron de recaudación 216 mil millones de pesos. Y el resto de la gente, al ver que había ya más justicia y que a todo mundo se le cobraba, del resto de los contribuyentes recaudamos 280 mil millones de pesos. En total hubo una recaudación extraordinaria, digamos, en 2020, de 496 mil millones de pesos.
—Porque así sí dan ganas de pagar, si le cobran a los ricos, pues sí pago…
—Sí, de hecho, durante la pandemia creció prácticamente 19 por ciento las contribuciones de personas físicas. Y subieron, hubo personas morales, de personas morales 50 mil declaraciones más. Lo cual es extraño, ¿no?, porque en pandemia la gente se quedó sin empleo, las empresas cerraron, etcétera… Eso quiere decir que pagó gente que ya está en el mercado pero antes no pagaba, y ahora sí pagaron.
—También ya hay más requerimientos…
—Sí, pero digamos, arriba es donde están todas las auditorías profundas. Y abajo, lo que estamos haciendo, es lo que nosotros le llamamos, es que tratamos de hacerles una presencia fiscal. Que la gente se vaya concientizando de que todo mundo tiene que pagar sus impuestos.
—¿Todavía hay empresarios que no quieren pagar?
—Sí, todavía hay muchos de estrategia, digamos, de irse al Poder Judicial. Hay muchos mecanismos que establece la ley, y ellos están en su derecho de hacerlo, de cuando no están de acuerdo con la autoridad, buscar un tercero que dirima entre la autoridad y el contribuyente, y están en su derecho. Nada más que sí hay prácticas dilatorias. Por ejemplo, una auditoría se lleva prácticamente dos años. Se agotan los tiempos, luego se van al Prodecon, y ahí también se extendían ampliamente hasta dos, tres, cuatro años, y querían regresar al principio. Y luego de ahí se van al Poder Judicial, y luego el Poder Judicial son otros 10 años, entonces, sí es muy complicado, porque un cobro se alargaba de cinco hasta 15 años.
—Entonces algunos podrían esperarse a que usted y don López Obrador se vayan…
—Nosotros estamos confiados en que también los cambios a nivel Ejecutivo también permeen en el Poder Judicial, y que también la ciudadanía le exija también, así como exige al Ejecutivo, también exija a los otros poderes, de ser más eficientes y resolutivos, ¿no? Entonces en lugar de estar calentando, como quien dice las resoluciones, pues que sea más ágil. Y yo creo que eso sí se ha logrado, porque como ya son poquitos los que se van por ese camino largo, y también el Poder Judicial ya se está aplicando, no les conviene, porque después de cinco o siete años, van a pagar más de multas y recargos que lo que debían al principio. Entonces, también es muy costoso para ellos.
—¿Hay empresarios que la desafían y le dicen: yo no te voy a pagar?
—No, aquí no, en la mesa nunca…
—¿Por fuera le pegan?
—No sé, la verdad es que yo estoy trabajando, si dicen algo afuera, lo dirán ahí.
—¿Esta situación pasaba con Vicente Fox, Calderón, con Enrique Peña Nieto, que acudían al Poder Judicial para darle largas al SAT, o era otro tipo de trato el que se acusa?
—Sí tenemos muchos temas en el Poder Judicial de muchísimos años. Y el Poder Judicial, digo, si el Presidente dice que el Poder Ejecutivo es un elefante reumático, el Poder Judicial me parece medio paralítico, porque tardan muchísimos más años, pero yo creo que en general, todo el servicio público, tenemos que ser más eficientes.
Un tema pendiente, una preocupación que deja en la mesa Buenrostro, es el de la industria automotriz.
“Las armadoras de autos y la industria automotriz es la que ha sido históricamente súper consentida. Por cada peso de impuesto que pagan, nosotros les regresamos 20 pesos. O sea, el neto, el neto, cada año, siete empresas se llevan 100 mil millones de pesos de devoluciones de impuestos. Siete empresas se llevan 100 mil millones de pesos. Hay algunas de esas empresas que el 95 por ciento de sus utilidades está en México. Y son empresas, ustedes saben, mundiales, globales, pero el 95 por ciento de las utilidades las sacan de aquí, de puras devoluciones. O sea, entre broma y en serio, yo les digo que sale más barato un programa automotriz, donde bequemos a todos los trabajadores de la industria y les demos el sueldo completo, incluyendo los bonos, porque no nos gastamos los 100 mil millones de pesos”.
Ellos dicen que generan empleos, recuerda Buenrostro.
“¿Pero cuánto pagas de sueldos y cuánto se están llevando?”.
No están en contra de las empresas armadoras, aclara la titular del SAT, solamente que es injusto con relación a otros sectores económicos.
“Ahorita que se quiere reacomodar la industria asiática, para fortalecer los mercados regionales, y que las empresas de Asia se van a venir aquí a México, entre ellas las de tecnologías, que ahorita no hay chips, se vienen las de tecnologías, entonces: ¿Cómo se le da incentivos a otras líneas económicas cuando una sola industria se está llevando toda la tajada? Tiene que haber más equilibrio en los beneficios”.
—¿Qué va a pasar con la industria automotriz tan presumida por otros gobiernos?
—Yo me reservo mi opinión… ellos no se pueden ir a ningún lado, porque aunque paguen lo que deben de pagar, sigue siendo más atractivo México que cualquier otro país. O sea, si dan mucho trabajo, pero sería mejor que vinieran más empresas y que no fueran las únicas, ¿verdad? Si queremos que vengan más, tenemos que distribuir mejor nuestros incentivos económicos, en cambio de a uno, a siete empresas, devolverles cada año 100 mil millones de pesos.
—¿Le van a cortar ya el dinero a esas empresas?
—No, digo, la verdad es que a mí me encantaría pero no me dejaron ahorita cambiarles la tasa.
Por el momento, por la situación económica que detonó la pandemia.
“Yo voy a seguir intentando”, dice la Dama de Hierro antes de derretir su supuesta rigidez inflexible ante los grandes contribuyentes, con otra sonora carcajada que contagia a quienes la escuchamos atentos, sin detectar en sus palabras amenazas para esa gente que circula afuera a pie con sus cubrebocas baratos, muy cerca del Metro Hidalgo y del Eje central.
Hiroshi Takahashi
Fuente: El Sol de México