Alvaro Aragón Ayala
Ciudad de México. – No permitir agitaciones. Esa fue la orden que el mandatario de la nación, Andrés Manuel López Obrador, giró a quienes “planchan” la elección de 32 presidentes de los Comités Directivos Estatales de ese partido, en igual número de estados, procesos en los que las y los aspirantes serán votados simbólicamente por los Consejos Políticos Estatales.
Los trabajos de conformación de los Comités Estatales iniciaron con los análisis de los perfiles, el origen, padrinazgo y carácter de los delegados electos en los procesos distritales. Los gobernadores de Morena llevan mano en esta tarea. Obrador no comulga con la intromisión de morenistas que se dicen cabezas de falsos grupos “nacionales” en el nombramiento de dirigentes estatales.
El resultado de la jornada electoral y la poca presencia de diputados locales y federales y Senadores de la República en sus territorios, precisan un diagnóstico: la mayoría de los liderazgos son nylon o estrechos. Beneficiados con los sunamis lopezobradoristas del 2018 y del 2021 no han creado andamiajes que garanticen victorias electorales sin el apoyo o en ausencia de López Obrador.
Diputados locales y federales morenistas y Senadores no han dimensionado que en la elección 2024 se vivirá una nueva realidad política, sin López Obrador en las elecciones, lo que pudiera provocar un colapso electoral sin precedentes a Morena y a su candidato presidencial.
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Si no hay cambios de última hora, las mujeres deberán ocupar las dirigencias estatales de Morena en Sinaloa, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Quintana Roo, San Luís Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas.
En el caso de Sinaloa, si al final no se decide por un hombre, son 35 mujeres que fueron electas consejeras electas las que tienen posibilidades de acceder a la presidencia del Comité Directivo Estatal de Morena, aunque para participar como aspirantes tendrían que renunciar a sus funciones, pues se desempeñan como alcaldes, diputadas locales o federales.
Para no “contaminar” el proceso de elección de los 32 CDE de Morena, las “corrientes” que se identifican con el diputado Ignacio Mier y René Bejarano, habrían de ser “congeladas” porque quienes se identifican con estos personajes son proclives a la “agitación” y podrían provocar choques y desprendimientos al interior de Morena.
El legislador Ignacio Mier libra una batalla contra el gobernador morenista de Tabasco, Miguel Barbosa Huerta y mantiene líos judiciales con el senador Alejandro Armenta Mier, así como con el fiscal estatal Gilberto Higuera Bernal y al ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo.
René Bejarano, exlíder del PRD y actual presidente del Movimiento Nacional por la Esperanza, asociación de reducido impacto, pierde terreno en la ciudad de México. “El Señor de las Ligas” buscó ser congresista por el Distrito 15 de la alcaldía Benito Juárez, pero Morena se lo impidió.
El morenista presentó contra la Comisión Nacional de Elecciones de Morena un juicio para la protección de sus derechos político-electorales ante la Sala Superior del TEPJF, pero su caso no avanzó.
Además de Bejarano, Alejandro Rojas Díaz Durán, consejero de Morena, acusó que él y otros morenistas que apoyan a la candidatura presidencial de Ricardo Monreal fueron borrados de las listas.
En la conformación de los 32 Comités Directivos Estatales participarán congresistas que son parte de grupos políticos locales que se identifican con los precandidatos presidenciales Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard y mínimamente con Ricardo Monreal, quien descalificó el proceso distrital para la elección de delegados, al que tildó de “prefigurado”.
Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, recibió indicaciones para que oriente a los gobernadores a no dejarse “extorsionar” con discursos bélicos y excluyentes que pudieran pronunciar morenistas que se dicen “líderes locales” y que argumentan que tiene el “control”, pero que en la elección de delegados demostraron poca o nula capacidad de arrastre social.
Contra la postura de algunos activistas de los 32 estados del país que se arrogan la “propiedad” de Morena y cierran el ingreso o afiliación al partido de fuerzas estatales con amplia capacidad de convocatoria, quienes lleguen a encabezar los Comités Directivos Estatales deben estar dispuestos a la suma de corrientes locales y de grupos de ciudadanos que garanticen votos los días de las elecciones.
El diagnóstico es que las elecciones distritales locales y federales y estatales, salvo algunas excepciones, no se han ganado por el “trabajo” o la estampa de los beneficiados, sino porque el presidente Andrés Manuel López Obrador actúa como polo de atracción de votos a favor de Morena y sus candidatos. En el arrastre de sufragios juegan un papel importante los programas de El Bienestar.
Así, se consolida la tesis de que los Consejos Políticos Estatales no definirán candidaturas en el 2024 y que los perfiles de quienes sean electos presidentes de los 32 Comités Directivos Estatales deberán encajar en un proyecto nacional integral que obedezcan la toma decisiones cupulares; no liderarán, sino que administrarán a Morena en los estados.
Los votos los tiene el presidente de la República. Quienes dirijan los 32 Comités Directivos Estatales deberán estar alineados a sus gobernadores y al proyecto de «destape» del candidato presidencial 2024 de Andrés Manuel López Obrador. En la designación de candidaturas el método que más le ha funcionado a Obrador es el de las encuestas.
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