El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) promueve una “estrategia colaborativa” para que “grandes bases de datos” se conviertan en información útil para “definir estrategias que mejoren la atención de los servicios de salud”. En un webinario, titulado Ciencia de datos y salud, investigadores presentaron avances sobre las determinantes socioambientales de la salud en varias regiones del país.
Actualmente, la información (estudios epidemiológicos, seguimiento de pacientes, por ejemplo) se almacena de manera desarticulada y dispersa, por lo que se busca, mediante la colaboración entre científicos, instituciones y otros actores, lograr que los datos sean útiles y accesibles.
Mediante este esfuerzo, se busca que la colaboración contribuya a “esclarecer los factores de riesgo o determinantes socioambientales y heredables, asociados al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, (así como promover) “la transparencia y la democratización de la información científica en salud para el beneficio de la población mexicana”.
En la sesión de este miércoles se presentaron los hallazgos de la doctora Gabriela Pérez Castresana, de la Universidad Iberoamericana, quien abordó la situación de la cuenca del Alto Atoyac, en los límites de Puebla y Tlaxcala, considerada una Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental (RESA).
Los resultados iniciales del proyecto indican que en la Cuenca del Atoyac existe una problemática de salud expresada en “altos valores de mortalidad”, particularmente para algunas enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Las enfermedades así clasificadas (neoplasias, enfermedades endocrinas y metabólicas, trastornos mentales y del comportamiento, entre otras) son la causa de 76 por ciento de las muertes en la región citada.
Los desechos de 22 mil empresas, particularmente de textiles y autopartes, vierten hasta 200 millones de metros cúbicos de agua residual al año y provocan en miles de habitantes enfermedades en la piel, intoxicaciones, malformaciones y muertes prematuras.
Los hombres, sobre todo jóvenes, son, según las estadísticas, lo más afectados por las ECNT. Por ejemplo, en lo que hace a la mortalidad por cáncer y entre adolescentes, en algunos municipios de la región se registran seis veces más muertes que el promedio nacional.
Pese a que la situación se ha denunciado desde hace mucho tiempo, entre 2010 y 2020 las industrias con presencia en la zona crecieron 20 por ciento. Un 70 por ciento fueron empresas de gran tamaño.
En la sesión, las doctoras Jacqueline Calderón y Mónica Ramírez, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí presentaron avances de un proyecto sobre los riesgos socioambientales y su contribución a la Leucemia Linfoblástica Aguda.
Identificar con la mayor precisión posible los factores de riesgo puede contribuir a desarrollar “intervenciones” y políticas públicas, así como estrategias de información dirigidas a las comunidades, los prestadores de servicios de salud y las autoridades.
Por su parte, Miguel Félix Mata, del Instituto Politécnico Nacional, presentó avances del Observatorio de datos de salud y calidad del aire que se lleva a cabo en colaboración con la Secretaría de Salud de la Ciudad de México.
Arturo Cano
Fuente: La jornada