RICHARD LIZÁRRAGA
Pese a la inflación que fluctúa entre el 5.5 y el 6 por ciento que impacta en las finanzas de las Universidades Públicas Estatales, el gobierno federal otorgó para el 2022 un aumento mínimo a las instituciones de educación superio que, en la práctica, se reduce a un “incremento cero”. Cuando menos once universidades públicas con problemas estructurales entraron una vez más a una fase crítica.
Las Universidades Públicas Estatales atraviesan por problemas económicos derivados del pago de jubilaciones, rubro en el que el gobierno federal no otorga financiamiento; el aumento de la matrícula sin incremento presupuestal, la falta de incremento en los subsidios otorgados por el gobierno federal y los estatales, y las plantillas de los profesores no reconocidas por la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Los sistemas de jubilaciones absorben en algunos casos 300, 500 y hasta mil 600 millones de pesos anuales del presupuesto federal otorgado a las Universidades.
La petición de un mayor presupuesto para el 2022 planteado por Jaime Valls, secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior no fue atendida. El dirigente de la ANUIES solicitaba un incremento de 492.9 millones de pesos para instituciones federales, así como mil 285 millones de pesos para instituciones estatales, tecnológicas y politécnicas.
Desde el año pasado, 11 universidades públicas manifestaron que se encuentran en crisis financiera. Se trata de las autónomas de Sinaloa, Coahuila, Chiapas, Sinaloa, Nayarit, Oaxaca, Zacatecas, Estado de México, Morelos, Tabasco, Durango y la michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Las Universidades Públicas Estatales del país viven una compleja situación en sus finanzas públicas; atraviesan por crisis debido a la falta de disponibilidad de los recursos públicos, lo que las obliga a ejercer con puntualidad sus prioridades. Desde el 2020, las UPE o Instituciones de Educación Superior (IEP) adoptaron modelos de reingeniería administrativa para cumplir con los nuevos lineamientos en la disciplina financiera. La totalidad cumple con las normas.
El Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 “paralizó” el apoyo a las Universidades. El presupuesto en todo el sistema público de educación superior prácticamente quedó igual, y no alcanzará a “recuperase” de la inflación. Salvo el caso de la UNAM que tiene un crecimiento del 1 por ciento en términos reales, con 2 mil millones de pesos adicionales, el resto, sobre todo las universidades estatales, reportan un “alza” en su presupuesto del 0.05 por ciento de frente a una inflación que fluctúa entre el 5.5 y el 6 por ciento.
El otorgamiento del presupuesto del 2021 para las UPE se calculó con base en una inflación estimada del 3.4 por ciento. Para el 2022 la medición fue la misma pese a que se estima al cierre del 2021 la inflación ya frisará entre el 5.5 y el 6 por ciento. Con este tipo de “aumentos” las universidades pierden en términos reales. La ANUIES ha recalcado que desde el 2015 a la fecha, por la pérdida inflacionaria, hay un déficit acumulado en las Universidades Públicas estatales de alrededor de 22 mil millones de pesos”.
El problema se agravó porque el gobierno federal desapareció el Fondo para la Atención de los Problemas Estructurales de las Universidades y cuando menos otros 10 fondos que servían como sostén o palancas de crecimiento a las instituciones. Esos recursos no están siendo sustituidos con otros tipos de subsidios ordinarios, dejando a la deriva a las Universidades.
El gobierno federal también desapareció desde el 2020 los proyectos de investigación que son multianuales y que se financiaban principalmente de los Fideicomisos y canceló los recursos para las becas de posgrado (Con información de la ANUIES) .