ÁLVARO ARAGÓN AYALA
Expulsado del PRI y “purificado” por la Cuarta Transformación, Quirino Ordaz Coppel, al ser designado embajador de México en España, paralizó y contaminó la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso Local. Por las negociaciones del poder, el ex gobernador y patrón de la corrupción del sexenio anterior sacó de la agenda legislativa el combate a los latrocinios quirinistas y sepultó el slogan cuatrotero “no mentir, no robar y no traicionar”.
Amante del culto a la personalidad y diestro en el manejo de medios, Quirino Ordaz quitó de los espacios para el análisis, la crítica y la investigación periodística cualquier vestigio que lo vincule a actos de corrupción y los llenó de halagos a su nombramiento de embajador con la mafufada o disparate de que desde España será el impulsor del nuevo y añorado Sinaloa.
El presidente Andrés Manuel López Obrador usa a Quirino Ordaz como pieza de ajedrez para desarticular y ejercer el control del Grupo Atlacomulco, ofreciendo protección a personajes corruptos de este clan. El cobijo al ex gobernador de Sinaloa lapidó el plan original de Morena de llevar a la cárcel, por actos de corrupción, a funcionarios del anterior gabinete priista y al propio Quirino Ordaz.
El amparo jurídico-legislativo del ex gobernador arrojado del PRI por alta traición, mancha la reputación de los diputados de Morena del Congreso Local y aporta material para que la sociedad establezca que el gobierno de la Cuarta Transformación, del que aún se espera que trabaje por un cambio verdadero en Sinaloa, es igual o peor que los gobierno encabezados por personajes del PRI.
La posición de los diputados es censurable dado que fueron los propios legisladores de Morena de la LXIII Legislatura quienes denunciaron la corrupción de Quirino Ordaz Coppel. El mandatario que utilizó y utiliza a la Auditoría Superior del Estado para tapar el saqueo de en las distintas secretarías de su gobierno, es ahora protegido y aliado de los tribunos de la Cuarta Transformación de la LXVI Legislatura.
Interesado únicamente en expandir sus negocios y en “jalar” inversiones en beneficio de los hoteleros y restauranteros “cinco estrellas” de Mazatlán, Quirino Ordaz intenta liberarse de la figura del patrón de la corrupción de Sinaloa y de simple emisario del presidente Andrés Manuel López Obrador publicitando una agenda fantasiosa con la que pretende hacer creer que atraerá inversiones cuando las circunstancias políticas y económicas son adversas en México para los empresarios españoles.
En su nueva faceta, Quirino Ordaz, quien durante su régimen estatal abandonó a 17 de los 18 municipios de Sinaloa, postró el gobierno al crimen organizado, fomentó el saqueo, desvió el presupuesto público para construir obras o estadios deportivos en beneficio de particulares, despanzurró el sector salud, el pesquero, el agrícola y el ganadero y gastó más de mil 905 millones de pesos en publicidad y propaganda, pretende afincarse en el imaginario colectivo como el embajador lopez-obradorista “cinco estrellas”.
Unos por consigna y otros por afinidad, los diputados locales de Morena le ayudan a sortear el brazo de la ley convirtiéndolo en un “personaje sagrado” que subsistirá al régimen de la 4T que se comprometió a combatir la corrupción. Quirino Ordaz permanecerá intocable mientras sirva a los fines políticos y electorales del presidente Andrés Manuel López Obrador. Falta nada más que la protección le alcance para que sea postulado por Morena a un cargo de elección popular en el 2024.