Alvaro Aragón Ayala
En menos de un mes, después del ríspido proceso electoral estatal, el gobierno de Rubén Rocha Moya quitó el control que los dueños del PRI mantuvieron por lustros sobre las Universidades Públicas Estatales, institutos, colegios y escuelas de educación media superior y puso en marcha la reorganización de las casas de estudio, pero no una reforma de fondo del modelo de educación neoliberal.
Al estilo del viejo régimen, en las Universidades hoy en poder de Rocha-Morena, existían pilares corporativos con una superestructura de élites que retroalimentaba el gobierno del PRI y que se apareaban para salir a la calle en épocas electorales para sacar adelante las campañas priistas.
Las instituciones de enseñanza se desarrollaron sin un modelo democrático de elección de sus autoridades y acotados por los clásicos mecanismos de financiamiento estatal. Las casas de estudio funcionaron como agencias para acomodar priistas en desagracia o desempleados o para dar trabajo amigos o compadres de los gobernadores que no gozaban de experiencia académica.
El gobierno estatal actual, en su papel de rector de estas instituciones, asumió el control de los mandos superiores, aunque las estructuras medias aún siguen siendo dominadas por las elites académicas y administrativas que por lustros han mantenido el control de plazas. Buena parte de la plantilla de profesores gozaron de las omisiones o prebendas de los gobiernos priistas.
En la Universidad Autónoma de Occidente, que nada tiene de autónoma, la rectora Sylvia Paz Díaz Camacho entró a formar parte del feudo morenista, aunque ya venía de tiempo atrás mostrando afinidades con el proyecto de Rubén Rocha Moya, no por definición ideológica, sino por interés de supervivencia personal y por su cercanía con Jesús Vizcarra Calderón y Jesús Aguilar Padilla que se la jugaron con el proyecto de Morena-PAS.
A Sylvia Paz Díaz que arrogó la frase “el rey ha muerto, viva el rey” se le dejará terminar su segundo rectorado; ella fue impuesta por Quirino Ordaz Coppel como rectora de la Universidad Autónoma de Occidente y reelecta bajo mecanismos antidemocráticos, violando la Ley Orgánica de la casa de estudios superiores. El Vicerrector de Operación Institucional, Hussein Muñoz Helú, orientó parte de la estructura de la UAdO a favor de la candidatura de Mario Zamora Gastélum del PRI-PAN-PRD.
El gobernador Rubén Rocha ya ejerce el mando en la Universidad Pedagógica de Sinaloa a través del rector Aarón Quintero Pérez; en la Universidad Tecnológica de Culiacán por medio del ex candidato a la presidencia municipal de Escuinapa por el PT, Víctor Manuel Díaz Simental; a Juan Manuel Mendoza Guerrero lo colocó como rector de la Universidad Tecnológica de Escuinapa y a Ismael Montoya Ojeda, como director general del Instituto Tecnológico Superior de Eldorado.
En la Universidad Autónoma Indígena de México el mandatario estatal concedió un periodo de gracia al rector Ignacio Flores Ruiz, electo por un estrecho consejo universitario, pero en el COBAES colocó a Santiago Inzunza Cázarez, en el ICATSIN instaló a Eligio López Portillo y en el CONALEP impuso a Wilfrido Veliz Figueroa. Las estructuras de estas institucionales, al igual que la de la Escuela Normal Experimental del Valle de El Fuerte, operaron bajo la férula del PRI; hoy están bajo el dominio de Rocha Moya-Morena.
En el pasado reciente, los directivos de Universidades Públicas Estatales y el resto de las instituciones de enseñanza media superior mantuvieron una sumisión-entendimiento con los gobiernos del PRI, el cual se rompió con las elecciones del 6 de junio en las que Mario Zamora Gastélum, candidato del PRI-PAN-PRD, fue derrotado por el abanderado de Morena-PAS, Rubén Rocha Moya.
La toma del control administrativo-educativo de las Universidades, el CONALEP, el COBAES, el ICATSIN y la Escuela Normal forman parte de la reorganización o el ingreso del modelo de mando morenista en lo que antes era parte del andamiaje del sistema político priista en el sector educativo, pero no implica una reforma del modelo de educación neoliberal-priista ni el deslinde de los programas o contenido educativo de la educación pública.
Los gobiernos del PRI empujaron un modelo de educación neoliberal, vigente hasta nuestros días, con “restricciones del pensamiento analítico” para lograr la formación de una ciudadanía alienada, hundida en el desencanto, sin capacidad de explicación sobre lo que ocurre, sin esperanza, y atenida a un exacerbado individualismo.
En las Universidades e instituciones creadas por el PRI el programa educativo neoliberal descansa en un sistema de dominación y crea en sus aulas a individuos consumistas a través de un esquema de enseñanza instrumentalista, conductista, memorístico y mecanizado que trae como consecuencia la fragmentación del conocimiento, del sujeto, de la sociedad y la cultura.