Con los nuevos datos recabados más personas podrán exigir indemnización al gobierno estadounidense.
Estados Unidos siempre ha buscado estar a la vanguardia en cuanto a armamento se refiere, en ese afán creó un arma mortal de consecuencias catastróficas que usó contra Japón en el marco de la Segunda Guerra Mundial, uno de los periodos más importantes de la historia. Aunque hace muchos años de ese suceso, la primera bomba atómica volvió a salir a la luz por el estreno de la película “Oppenheimer”.
Pero la cinta de Nolan no es lo único que hizo recordar aquel ensayo realizado en julio de 1945 en un desierto de Nuevo México, pues un estudio reveló que la nube tóxica de la primera bomba atómica llegó a nuestro país 10 días después de que fuera arrojada en una prueba conocida como Trinity, la cual formó parte del denominado Proyecto Manhattan.
El impacto de la bomba atómica
El estudio fue realizado por Sébastien Philippe, investigador de la Universidad de Princeton, sus hallazgos se publicaron el pasado martes y fueron retomados por The New York Times. Ellos indican que la nube y posterior lluvia radiactiva de esta explosión alcanzó en los 10 días siguientes 46 estados de Estados Unidos, e incluso zonas de Canadá y México.
Esto después de que la nube en forma de hongo irradiada por Trinity, nombre clave de este ensayo, alcanzara una altura mucho mayor a lo previsto, posiblemente de unos 18 kilómetros.
“Es un descubrimiento enorme y, al mismo tiempo, no debería sorprender a nadie”, explicó Sébastien Philippe.
New York Times señala que estos datos podrían utilizarse como argumentos para aumentar el número de personas elegibles para una compensación del gobierno federal estadounidense por posible exposición a la radiación atmosférica derivada de explosiones nucleares.
Poco entendimiento sobre la radiación
Alex Wellerstein, un historiador citado por el diario estadounidense, opinó que los científicos del Proyecto Manhattan tenían poco entendimiento sobre el impacto que podían tener los materiales radiactivos sobre ecosistemas cercanos y lejanos. Y es que ninguna de las personas que en esos años habitaban en los alrededores de la zona donde se lanzó la primera bomba atómica fue avisada de lo que sucedería ni se les hizo evacuar sus hogares.
Tina Cordova, cofundadora de un consorcio que busca compensar a los afectados por este primer ensayo nuclear en Tularosa, villa de Otero, Nuevo México, dijo que están en espera de “una confirmación de las historias contadas por personas de Tularosa que vieron la explosión y hablaban sobre cómo las cenizas seguían cayendo del cielo tras varios días”.
El estudio apunta a que también habría restos radiactivos en Nevada, Utah, Wyoming, Colorado, Arizona e Idaho, lo que podría fortalecer las demandas de quienes busquen una compensación en dichos estados.
Diana Mabel González Salgado
Fuente: El Heraldo de México