Denuncian más de ocho mil intimidaciones a congresistas en 2023; 90% de legisladores han sufrido actos de abusos por civiles.
WASHINGTON. A casi siete meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, autoridades y expertos vuelven a alertar sobre la posibilidad de incidentes de violencia política antes, durante o después de los comicios, en un periodo extremadamente volátil en el que esta clase de agresiones, en los últimos dos años, ha pasado de ser una tendencia a convertirse en una constante.
La Policía del Capitolio de Estados Unidos constató en 2023 un total de ocho mil ocho amenazas a congresistas, un 7 por ciento más que en 2022.
“Va a ser un año de mucho trabajo para nuestros agentes”, declaró a la cadena NBC el jefe adjunto de la Policía especial, Ashan Benedict, mientras la ONG del Centro Brennan para la Justicia detalló a principio de año que nueve de cada diez legisladores locales han experimentado formas de abuso como insultos, acosos o persecuciones durante el último año y medio. Más de un 40 por ciento de ellos han sido amenazados o agredidos verbal o físicamente.
El exdirector de Inteligencia del Departamento de Seguridad Nacional, John Cohen, comentó a ABC News la posibilidad de una “tormenta perfecta” de violencia, una que combina contextos tanto internos como internacionales en un momento en el que “el discurso político se ha vuelto todavía más polarizado, más agrio y más divisivo”.
La etapa preelectoral se está desarrollando en medio de dos conflictos como son Rusia contra Ucrania e Israel contra Hamas que, en 2020, no habían alcanzado ni remotamente la escala que exhiben ahora y, de puertas hacia adentro, la tradicional división entre demócratas y republicanos se ha ido concentrando en torno al derecho al aborto.
Estas elecciones también serán las primeras presidenciales desde que el Tribunal Supremo revocara a mediados de 2022 la doctrina Roe vs. Wade; una decisión que capacitó a los estados más conservadores para adoptar duras medidas contra la interrupción voluntaria del embarazo.
FACTORES COMBINADOS
Todos estos factores combinados (sin olvidar nunca que el candidato republicano a la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump, está ahora mismo delante de un tribunal de Nueva York por presunto soborno) multiplican las posibilidades de violencia.
Un ejemplo es Michigan, un estado donde el aborto es un derecho protegido y teóricamente no debería ser una fuente de problemas, pero se da la circunstancia de que es uno de los epicentros de la comunidad árabe-estadounidense en el país, airada por los constantes vetos norteamericanos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a un alto el fuego para Gaza. Posibles ataques contra esta comunidad o la judía vuelven a ser motivo de alerta especial para las autoridades.
A esto hay que añadir que la actividad de los grupos extremistas estadounidenses, los ultranacionalistas en particular, ni mucho menos se ha reducido desde las elecciones de 2020 o del asalto al Capitolio de enero del año siguiente. La respuesta de las autoridades a los atacantes del Congreso no ha disuadido a estos grupos y podrían empoderarse si ven a su figura Trump, en una derrota hipotética en noviembre.
Europa Press
Fuente: El Sol de México