Alvaro Aragón Ayala
En la presentación de su Plan Estatal de Desarrollo 2022-2027, Rubén Rocha Moya mandó la lectura a los sinaloenses de que no quiere parecerse en lo más mínimo al gobierno corrupto de Quirino Ordaz Coppel y envió la señal de que manejará los recursos de manera escrupulosa y que dignificará la vida de los olvidados de siempre encabezando un gobierno honrado, eficiente, sensible y empático con los ciudadanos.
El mensaje de Rocha Moya, ya decodificado, es un golpe demoledor a los gobiernos que bajo la estafeta del PRI saquearon el estado, se enriquecieron a manos llenas y convirtieron en millonarios a sus familiares o a sus amigos pertenecientes a la “mafia del poder”. El mandatario buscará -dijo- resolver los problemas de la gente común.
A los partidos políticos y a los medios de comunicación, el gobernador pidió que lo vigilen a él y a su familia, a los miembros de su gabinete. “No venimos a hacer negocio ni enriquecernos de lo que no es nuestro. Tenemos que rendirle cuentas a la sociedad y administrar con mucha prioridad sus recursos para que pueda alcanzar a resolver los grandes problemas que tiene nuestro pueblo”, recalcó.
Rubén Rocha Moya no quiere entonces parecerse a Quirino Ordaz Coppel que gastó los recursos públicos sin transparencia, en frivolidades, que construyó un estadio de futbol para regalarlo a un particular, que dilapidó más de mil 900 millones de pesos en publicitar su imagen, que dejó que su hermano Juan Carlos traficara con la asignación de las obras públicas. En nada, en nada se quiere parecer Rocha al Quirino que desfalcó el erario público estatal.
El gobernador Rocha Moya aseguró que ejercerá un gobierno que construya obra pública con un profundo sentido de utilidad social, que dé soluciones a las demandas de luz, agua, drenaje, inundaciones, principalmente en Los Mochis y Culiacán donde son recurrentes los problemas de inundaciones, pero que también edifique infraestructura para el desarrollo estratégico, gran obra de logística que se requiere para el desarrollo, que resuelva problemas y necesidades de la gente común y facilite la actividad productiva, y no se conciba como oportunidad para hacer negocios ilegales y/o inmorales desde el poder y la esfera privada.
Dijo que su tarea será buscar dignificar la vida de los olvidados de siempre: los pobres, proporcionándoles a sus comunidades obras y servicios básicos, antes que obras faraónicas que solo fomentan el despilfarro del erario. Un gobierno, ante todo, que haga del combate a la pobreza y a la desigualdad una prioridad insoslayable, que garantice educación, salud, cultura, deporte, oportunidades de empleo y seguridad para nuestras niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
En efecto. Rubén Rocha no se quiere convertir en un clon de Quirino Ordaz Coppel, símbolo de la corrupción de los gobiernos priistas de Sinaloa, para lo cual proyecta acabar con el uso arbitrario y no transparente de los caudales de la Hacienda pública (estatal) para impedir que se abran coyunturas o vías para la corrupción. Se acabaron, pues, las “operaciones económicas” al “margen” del presupuesto.
En sí, la transparencia y la rendición de cuentas es la regla de oro del presupuesto público en el cual descansan todos los ejes del Plan Estatal de Desarrollo rochista. Dato importante: la corrupción del gobierno de Quirino Ordaz comenzó con la relajación de la disciplina financiera y la ejecución de obras y programas para beneficiar a los que ya todo lo tienen.