Álvaro Aragón Ayala
En plenas repercusiones del jueves negro 2.0 -Jesús María y el Culiacanazo- y la cuasi militarización de Culiacán, el gobierno de Rubén Rocha Moya es colocado bajo un análisis disforme con la publicación de una encuesta realizada en diciembre del 2022 en la que los interrogados aseguran que volverían a votar por Rocha y lo reprueban en 9 de 13 preguntas. El resultado de esa medición es volátil.
La encuesta tiene su propia fecha de caducidad. Prescribió el 4 de enero del 2023; fue difundida el 12 de enero. El jueves negro 2.0, ocurrido el 5 de enero, dado el impacto de la detención de Ovidio Guzmán y los sucesos violentos, recreó la imagen mental temporal en los sinaloenses de que en materia de seguridad y prevención de delitos todo está mal en el estado.
La encuesta publicada fue elaborada antes de que la sociedad entrara a un estado de shock colectivo: por la distancia-tiempo los resultados del sondeo son ondulantes e inconcebibles. Diciembre ya pasó. Sinaloa vive una nueva realidad a partir del 5 de enero que seguramente generará cambios en materia de seguridad.
Habitualmente, los gobiernos de los estados son sometidos a diferentes mediciones. A saber: la encuesta periodística comercial que se ajusta a los estándares mercantiles de la empresa editorial; la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del INEGI; las evaluaciones de organizaciones civiles, casi todas de corte derechista y neoliberal; los sondeos de opinión que realizan las universidades, círculos de intelectuales, etc.
Sin embargo, la mayoría de las encuestas publicitadas carecen de mecanismos técnicos para el procesamiento y análisis de información relevante. Adolecen de valor, por la falta de datos veraces, pertinentes, útiles y consistente, que permitan al gobierno orientar la asignación presupuestaria, cautelar la calidad del gasto, definir prioridades de programas y fortalecer la formulación e implementación de la intervención pública.
La encuesta de diciembre únicamente tiene su valor intrínseco por el refrendo de la sociedad al gobierno de Rubén Rocha Moya no así por haberlo reprobado en 9 de las 13 preguntas formuladas, ya que es materia de discusión el método usado para la reprobación del gobierno y a la vez de aprobación del líder de la Cuarta Transformación en Sinaloa.
La encuesta caduca no permite a estas alturas descalificar o aprobar el gobierno de Rubén Rocha ni colgarse del sondeo para diseñar un gobierno fallido o desgastado prematuramente, pero si ofrece elementos para colocarlo en la mesa del análisis comparativo para fijar los puntos de diferencia con los gobiernos corruptos de Francisco Labastida Ochoa, Jesús Aguilar Padilla y la del contradictorio Mario López Valdez.