El corresponsal del Wall Street Journal, Evan Gershkovich, fue detenido por el servicio de inteligencia ruso por indagar sobre la milicia local.
Rusia anunció el arresto por espionaje de un periodista estadounidense del diario Wall Street Journal, en un contexto de represión desde el inicio de la ofensiva contra Ucrania.
Su detención supone una grave escalada en los esfuerzos del Kremlin por censurar a quienes considera como críticos, una represión que cobró impulso tras el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania el año pasado.
“El FBS frustró las actividades ilegales del ciudadano estadounidense Evan Gershkovich, corresponsal de la oficina de Moscú del diario estadounidense The Wall Street Journal”, señaló el servicio federal de seguridad ruso en un comunicado.
Es sospechoso de espiar para el gobierno estadounidense, añadió el FBS.
En la nota, las autoridades confirmaron que Gershkovich, de 31 años, trabajaba con una acreditación de prensa expedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, pero indicaron que el reportero fue detenido por recabar información sobre una empresa del complejo militar-industrial ruso.
“El extranjero fue detenido en Ekaterimburgo cuando intentaba obtener información clasificada”, detalló el FSB, en referencia a esa ciudad del centro de Rusia situada a mil 800 kilómetros al este de Moscú.
El Wall Street Journal dijo en un comunicado estar profundamente preocupado por la seguridad de Gershkovich. El delito de espionaje es castigado con penas de 10 a 20 años de prisión, según el artículo 276 del código penal ruso.
Antes de incorporarse al Wall Street Journal en 2022, Gershkovich, que habla ruso perfectamente, trabajó para la AFP en Moscú y anteriormente para The Moscow Times, un sitio web de noticias en inglés. Su familia emigró de Rusia a Estados Unidos cuando era un niño.
El arresto por espionaje de un periodista extranjero es algo sin precedentes en la historia reciente de Rusia.
“El problema es que la nueva legislación rusa permite encarcelar por 20 años a cualquier persona que simplemente se interese en los asuntos militares”, declaró en redes sociales la analista política rusa Tatiana Stanovaya, en reacción a la detención del reportero, pero la analista señaló también que la FBS podría haber tomado al periodista como rehén en vista de un intercambio de prisioneros.
Varios ciudadanos estadounidenses se encuentran actualmente en prisión en Rusia y tanto Washington como Moscú se han acusado mutuamente de llevar a cabo detenciones por motivos políticos. Entre ellos figura Paul Whelan, un exmarine de 53 años detenido en 2018, que cumple una condena de 16 años de cárcel por espionaje.
En el último año se han producido varios intercambios de prisioneros de alto nivel entre ambos países.
En diciembre, Moscú liberó a la estrella del baloncesto estadounidense Brittney Griner, detenida por introducir aceite de cannabis en el país, a cambio del traficante de armas ruso Viktor Bout.
La prensa rusa y los periodistas críticos con el Kremlin son a menudo objeto de persecuciones penales en Rusia, algo de lo que en general se libraban los periodistas extranjeros, ya que Moscú optaba más bien por expulsarlos o endurecer las normas de acreditación.
Sin embargo, desde el lanzamiento de la ofensiva rusa en Ucrania, las autoridades rusas han intensificado la represión contra la oposición y los medios de comunicación independientes.
Paralelamente, para los periodistas extranjeros se han endurecido las condiciones de expedición de las acreditaciones, de las que dependen los visados. También son seguidos a veces por los servicios de seguridad durante sus reportajes, especialmente fuera de Moscú.
En este contexto, muchos medios de comunicación occidentales han reducido considerablemente su presencia en Rusia desde la entrada de las fuerzas rusas en Ucrania, en febrero de 2022.
José Arrieta
Fuente: El Heraldo de México