SENASICA y los peligros del plan antiinflacionario

La renuncia de Javier Trujillo Arriaga trajo incertidumbre adicional a la realidad alimentaria del país.

La experiencia cuenta y, sin embargo, en la 4T se le desprecia y se le califica de irrelevante. Lo único que se valora es la lealtad al líder supremo. Nada más. Lo constatamos con la frase ‘90% de honestidad y 10% de conocimiento’, como si ambos conceptos estuviesen peleados. La misma frase es un sofisma: si el burócrata, colaborador o funcionario fuese honesto, no aceptaría un puesto para el cual no está preparado.

Ese desprecio se ha manifestado ya en infinidad de ocasiones. La penúltima con el despido de expertos en la Secretaría de Economía, justo ahora que en las mesas del T-MEC se requieren personas con amplios conocimientos.

Ahora, el tema del SENASICA muestra desprecio no sólo hacia la experiencia, sino también ante la salud de todos los mexicanos. La renuncia de Javier Trujillo Arriaga a SENASICA trajo incertidumbre adicional a la realidad alimentaria del país, pero placer a la Presidencia (ya llegará el momento —octubre de 2024–en que a López Obrador se le apliquen los malos modos que él tuvo con el mencionado funcionario diciéndole: “ya es necesario un relevo”).

Trujillo es experto en el ramo. Reconocido por propios y extraños como quien sabe de las necesidades, las precauciones y las urgencias del sector alimentario en nuestro país. Conoce qué puede entrar a nuestro país, qué requiere ser examinado y qué no debe ingresar a territorio mexicano por ningún motivo.

La anterior categorización obedece a diversas razones que deben ser consideradas. Si bien, al parecer, ninguna suficiente para que la Cuarta Transformación entienda la complejidad del trabajo desarrollado en el SENASICA.

Tampoco el peligro de permitir la entrada de alimentos caducos, en mal estado, contaminados o con determinadas características que puedan causar enfermedades tanto en los humanos como generar plagas en la flora y fauna; asolar los campos y la ganadería del país.

Igual que los niños mimados que no saben apreciar el valor del dinero, los cuatroteístas no saben apreciar la experiencia. Con la diferencia de que, al carecer de ella, no se dimensiona el significado de poner en riesgo a toda la población.

Con el más reciente plan antiinflacionario dictado desde Palacio Nacional se dictaminó que ciertas —un número considerable de— importaciones no tendrían que cumplir con requisitos de sanidad y salubridad. Esto no reducirá el alza inflacionaria y sí abrirá la puerta a tragedias que acompañarán la entrada a México de productos desplazados que ni siquiera en sus países de origen cumplen las normas necesarias. El peligro está a la orden del día.

A lo anterior agreguemos que también se pone en jaque a la industria nacional al permitir la entrada de productos menos caros —económicamente hablando—, ya que muchas industrias mexicanas no podrán competir ante productos sin estándares de calidad.

Reflexionemos por un momento sobre las intoxicaciones de los últimos meses que han ocurrido en el sur del país. Existe la duda de si estamos hablando de alimentos o productos de origen vegetal o animal que entraron a México ya sin las usuales restricciones.

Contrario al discurso propagandístico de la Secretaría de Salud, en particular del subsecretario Hugo López-Gatell, contra la comida chatarra, la forzada salida de Javier Trujillo Arriaga evidencia el nulo compromiso de la 4T por mantener a la población segura. Se está invitando a que vuelvan problemas que ya se habían superado en el país.

Las consecuencias de retirar las restricciones del SENASICA y la salida de Trujillo se pagarán durante muchos años, particularmente por los mexicanos más desfavorecidos.

VERÓNICA MALO GUZMÁN

Fuente: El Heraldo de México