Alvaro Aragón Ayala
La defensa y la promoción del proceso de Revocación de Mandato, a favor de que se quede en el poder el presidente Andrés Manuel López Obrador, suscribe en Sinaloa el retrato de la falta de estructura en tierra del partido Movimiento de Regeneración Nacional y la carencia de una clase política guinda con capacidad de convocatoria y el acogimiento de las viejas prácticas del Partido Revolucionario Institucional en la concentración de masas o actos multitudinarios.
Las tribus locales de Morena que, como se dice en el argot político, “no llenan un bocho”, fueron socorridas por el gobernador Rubén Rocha Moya y los alcaldes morenistas en el envío de un mensaje masivo de “solidaridad revocatoria” a López Obrador, ubicado en el centro de la polémica nacional por la injerencia del aparato gubernamental en el proceso de Revocación de Mandato y la descalificación de los últimos dictámenes del Instituto Nacional Electoral y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Enfrascados en un plan con el que intentan “reventar” a su principal aliado, el Partido Sinaloense, los clanes y los personeros incrustados en Morena que se mueven de manera personalísima, distraídos en «comerse solos el pastel» remiten la constante lectura de que no están interesados en fortalecer y darle soporte ideológico al gobierno de Rubén Rocha Moya, generando oportunidades para que el partido Movimiento Ciudadano, el PAN, el PRI, el PRD y otras fuerzas, revivan y vigoricen sus ataques contra el gobierno estatal de la Cuarta Transformación.
En su “guerra” contra el PAS, cuya estructura sirvió de soporte electoral a Morena en las elecciones del 2021, los morenistas que se dicen genéticamente puros y los que son tasados como advenedizos, alimentan y robustecen al MC, a la alianza PRI-PAN-PRD, y a FRENA -Frente Nacional Anti-AMLO-, los cuales están a la caza de lo que llaman “deslices” de la 4T para crear frentes de linchamiento político, social y mediático contra Morena y el gobierno estatal.
Los eventos en apoyo al proceso de Revocación de Mandato celebrados en Culiacán y en Mazatlán a los que acudió el dirigente nacional de Morena, Mario Martín Delgado Carrillo, desataron la ira y las descalificaciones del Movimiento Ciudadano y el resucitamiento de los liderazgos locales y estatales de priistas, panistas y perredistas genuinos, que ya se creían cadaverizados. La sincronización de los ataques reveló que la oposición salió de su letargo reapareciendo en el escenario político revocatorio.
La ruta de la Revocación de Mandato sirvió de soporte para entender que los cálculos de Morena son errados: el atacar al PAS, que es su aliado, obliga al partido estatal a crear nuevas rutas de crecimiento y a activar su presencia política; la compra de la “amistad” o “adherencia” de 3 diputados traidores del PAS y de 6 legisladores de los 8 del PRI, no garantiza la “quietud política” y coloca en riesgo la “gobernabilidad armoniosa” por el uso de jugadas sucias contra tirios y troyanos.
El Movimiento Ciudadano y las dirigencias no domadas por Morena de la alianza PRI-PAN-PRD reencarnaron con el memorándum de que a partir de ya van con todo contra la Cuarta Transformación y con el recado de que una cosa es el control del Poder Legislativo y otra el dominio y la operación política, acometiendo contra la Revocación de Mandato y el modo y la forma de organizar los eventos masivos. Las tribus de Morena no reaccionaron a la embestida con razonamientos lógicos y democráticos.
En la organización de los dos eventos masivos, las castas de Morena tutelaron la señal de que no tienen base social –o la perdieron o nunca la han tenido- y refrendaron que son producto del “fenómeno López-obradorista” que los empoderó en el poder en el 2018 y 2021, pero que solos, sin el liderazgo o quía de AMLO, “no llenan un bocho”. Quienes blasonan que son los “jefes” de Morena recurrieron a la figura del gobernador Rubén Rocha Moya y a los alcaldes morenistas para llenar las plazas públicas donde se llevaron a cabo los actos masivos denominados “Que se quede AMLO”.
Si bien los alcaldes morenistas llevaron contingentes al más puro estilo del PRI –acarreados, acarrados y acamionados-, no todos ellos obedecen a una sola dirección o mando, pues cada quien construye, desde sus cotos de poder, los ayuntamientos, proyectos grupales o personales, los cuales, por falta de una línea política-institucional-partidista, están predestinados a chocar en la ruta del 2024.
El virtual enfrentamiento entre las tribus y los actores políticos y la falta de una estrategia política de contención de la avanzada MC, PRI-PAN-PRD y FRENA, por ser factores de alto riesgo, amenazan con colapsar en Sinaloa, en lo que está por venir, el proyecto de la Cuarta Transformación. Los opositores resurgieron y “pusieron a parir cuates” a los tanques pensantes de Morena, que ven con sorpresa que no están solos en el escenario político local y que los rivales políticos del 2021 ya les van a disputar todo, hasta la agenda mediática.