Nueva York. Ex secretarios de Defensa y ex jefes del estado mayor manifestaron que existe una “tensión extrema” en la tradicional relación civil-militar en Estados Unidos generada, en parte, por una polarización política “que culminó en la primera elección en más de un siglo en la que el traslado pacífico del poder fue irrumpido y puesto en duda”.
En una evaluación que antes sólo se hacía sobre países del “tercer mundo”, ocho ex secretarios de Defensa y cinco ex jefes del estado mayor advierten del desafío en mantener la relación militar-civil en Estados Unidos, ahora en peligro por las consecuencias de una serie de factores que van desde la evolución de la situación geopolítica global, el impacto de la pandemia de coronavirus y las “dislocaciones económicas” hasta la polarización política.
“Viendo hacia adelante, todos estos factores bien podrían empeorar antes de mejorar”, advierten y, por lo tanto, enumeran los “principios centrales” y “mejores prácticas” que históricamente han mantenido la relación cívico-militar y que ahora se deben fortalecer, escribieron en una carta abierta publicada en el portal War on the Rocks, especializado en temas militares.
Resaltan que el “control civil de lo militar” es fundamento de la democracia estadunidense, señalando que “el proyecto democrático no está amenazado por la existencia de fuerzas armadas poderosas, siempre y cuando civiles y militares –y las filas que encabezan– abrazan e implementan el control civil efectivo”.
Agregan que los oficiales militares hacen un juramento de defender la Constitución y no “un juramento de lealtad a un individuo o puesto”. Subrayan que los militares están obligados a obedecer a los líderes civiles y sus órdenes, siempre y cuando éstas sean “legales”. Los militares, recuerdan, “son obligados (por ley y por ética profesional) a rehusar llevar a cabo una política/orden/acción ilegal o inconstitucional”.
A la vez, recuerdan que hay un papel muy limitado y definido de los militares en tareas de seguridad pública bajo la Constitución y las leyes.
Enfatizan que “líderes militares y civiles tienen que ser diligentes en mantener a los militares separados de actividad política partidaria”, y que al fin es el pueblo, y “no los militares” quienes eligen al comandante en jefe, aclaración significativa, ya que el ex comandante en jefe Donald Trump estaba contemplando ordenar a los militares intervenir en la elección, incluso confiscando las urnas (aunque la carta nunca menciona al ex presidente por nombre).
Que los ex máximos jefes civiles y militares del Pentágono que sirvieron bajo presidentes de ambos partidos –entre ellos dos secretarios de Defensa de Trump– se vean obligados a publicar esta carta abierta es, en sí, algo extraordinario en la historia moderna del país (la carta se puede revisar en: https://warontherocks.com/2022/09/to-support-and-defend-principles-of-civilian-control-and-best-practices-of-civil-military-relations/).
Uno de los firmantes, el almirante Mike Mullen, quien fue jefe del estado mayor en las presidencias del republicano George W. Bush y el demócrata Barack Obama, comentó al diario Washington Post que después del ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, está preocupado de que su país “está en el umbral de perder una democracia”.
No es la primera vez que ex jefes del Pentágono, tanto civiles como militares, han expresado sus preocupaciones sobre el deterioro no sólo de la relación cívico-militar, sino del uso de las fuerzas armadas en la pugna política interna del país, sobre todo durante el gobierno de Trump.
En junio de 2020, cerca de 90 altos oficiales y ex secretarios de Defensa deploraron que Trump hubiera contemplado ordenar a fuerzas militares reprimir manifestaciones antirracistas, mientras su ex secretario de Defensa James Mattis calificó a su ex jefe de amenaza a la democracia al “burlarse de nuestra Constitución”.
David Brooks, corresponsal
Fuente: La Jornada