Richard Lizárraga Peiro
La salida del gabinete del gobernador Rubén Rocha Moya del líder moral y fundador del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, lo revitalizó como figura pública-política de primer nivel y le abrió la posibilidad de renovar la plataforma partidista pasista para llegar al 2024 con un numeroso ejército electoral en tierra y un fortalecido grupo de ciudadanos que buscarán posiciones políticas y administrativas.
El PAS, partido estatal, asiste al fin de los partidos políticos tradicionales -PRI, PAN y PRD-, y a la etapa de transformación y replanteamiento de las formas y modos de hacer política, además de ser un actor importante en el Congreso Local, y en algunas alcaldías de los nuevos modelos de ejercer gobierno. El pasismo fue y es partícipe de la “ola democrática” que aplastó y casi borró del mapa político a otras fuerzas políticas de Sinaloa.
Después de las elecciones del 2021, Cuén Ojeda valoró incorporarse al proyecto de Rubén Rocha Moya y entendiendo, sabiendo que no era su proyecto, tomó la decisión de aceptar la secretaría de Salud, generando celos y recelos entre otros funcionarios del gabinete estatal por la dinámica y el brillo que le imprimía a su función como servidor público.
En ese inter, recibió el reclamo de los pasistas que le exigían que se regresara a su partido, que le decían que el Proyecto PAS no estaba completo, que apenas iniciaba, insistiéndole en el retorno a sus filas ya sea como soldado-militante o como dirigente dado que su presencia, ideas y liderazgo eran y son indispensables para el crecimiento del instituto político.
El retiro de Cuén Ojeda de la secretaría de Salud despertó el morbo de la opinión pública y dio pauta a la fabricación de inventos informativos. Los opositores crónicos de Rubén Rocha calcularon que desencadenaría una “guerra” contra el gobernador, pero erraron, fallaron en la creencia de que sería el tonto útil que engordaría el caldo al PRI, PAN, PRD y otros partidos cadaverizados.
La sorpresa fue que la salida de Cuén Ojeda del gabinete rochista fue oportuna, en tiempo y forma, en los momentos claves, en los más adecuados para él, porque ocurrió precisamente cuando los precandidatos presidenciales de Morena perfilaban arrancar en los estados sus campañas de contacto con la ciudadanía y requieren de personajes que posean el don del consenso y la aglutinación de masas.
De nada, entonces, les serviría a los precandidatos de Morena un Cuén Ojeda en la secretaría de Salud. Así, en la Ciudad de México, inmediatamente fue arropado por las diferentes fuerzas nacionales morenistas y por funcionarios de la Secretaría de Gobernación que le giraron una invitación para que acudiera al homenaje póstumo a Arnoldo Martínez Verdugo, en la Rotonda de las Personas Ilustres, al que acudió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A su regreso al partido, los directivos del PAS y su guía moral sopesaron que Sinaloa vive una reforma democrática con la emergencia de nuevos actores sociales y políticos que les disputan a los partidos políticos nacionales o tradicionales la hegemonía en el campo de la representación de los intereses colectivos, en especial, los nuevos movimientos sociales.
Ésta transformación, obliga al PAS a renovarse, a activar y ampliar su radio de acción bajo la certeza de que el ejercicio de la política en el 2024 y el 2027 tendrá modalidades y rostros radicalmente distintos. Incluso, en Sinaloa algunas figuras relevantes y partidos políticos nacionales están en peligro de extinción debido a las derrotas y a sus desgastes y deficiencias como mediadores entre sociedad y Estado.
Seguramente, en sus encuentros con los precandidatos, allá en la Ciudad de México, Cuén Ojeda percibió que necesitan de aliados fuertes, reparó que no será heredable la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador en el proceso del 2024, advirtió que los gobiernos de la Cuarta Transformación sufrirán el desgaste propio de sus funciones de aquí a las próximas elecciones y de que necesitan, en el nuevo contexto, de partidos estatales funcionales para ganar elecciones.
No se sabe si el PAS y Cuén irán solos en la contienda del 2024 o en alianza, de nuevo, con Morena u otro partido. Lo que si es cierto es que en la Ciudad de México el PAS es considerado un partido importante, disciplinado, institucional, indispensable para articular esfuerzos, para darle movilidad a cualquier campaña -municipal, estatal o presidencial-, para vigorizar la celebración de actos multitudinarios y para atraer votos a las urnas. En sí: para ganar elecciones.