Ven expertos mal momento para la reforma electoral

Morena afirmó que podría impulsar una iniciativa propia en San Lázaro, en caso de no lograr acuerdo con otras bancadas, entre el 25 y 26 de noviembre próximos.

La polarización política en la que actualmente se vive en México, tanto en la sociedad como en la representación política, dificulta el debate sobre la reforma electoral, coincidieron analistas políticos.

En entrevista, Luz María Cruz Parcero, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, comentó que las reformas electorales se construyen a partir de propuestas que incluyen a la clase política y a la sociedad, no obstante, actualmente no existe un consenso ni discusión.

Refirió que en la actualidad hay muchas propuestas, sin embargo, la “troncal” es la enviada por el presidente de la República.

Y añadió que no es un buen momento debido a que se propone desde Presidencia en un escenario de mucha confrontación.

Patricio Morelos, académico del Tecnológico de Monterrey, comentó que hoy lo que hay en México es una “gran polarización” y que la oposición, formada por partidos como PAN, PRI y PRD, se niega a debatir cualquier propuesta del presidente y, de forma proporcional, lo que proponga la oposición es rechazado por el primer mandatario.

“Más que un rechazo se debería de dar un debate, las conversaciones pueden ser positivas mientras trabajen todas las fuerzas políticas, sin embargo, existe un intento de fortalecer a Morena y de debilitar a la oposición, y esa es una de las muchas batallas que se seguirán viendo en los próximos meses”, aseguró.

Puntos que analizar

Ambos analistas señalaron que la propuesta de reforma electoral sí contiene cuestiones “positivas” para el desempeño electoral de México.

Por ejemplo, coincidieron en la implementación del voto electrónico o digital, el cual ayudaría a dar mayor certeza al proceso electoral que se lleve a cabo, así como permitiría un ahorro debido a que no se realizarían tantas tareas de logística.

Estoy de acuerdo en el uso de la urna electrónica: Brasil es un buen ejemplo, los resultados se tuvieron inmediatamente”, dijo Luz María Cruz Parcero.

La experta aclaró que no es que en México no exista un sistema eficiente, ya que el INE ha registrado certeza, sin embargo, la votación por voto electrónico puede facilitar y ahorrar muchos recursos.

“Es muy caro invertir en urnas. El sistema digital representa un ahorro ya que ya no se realiza toda la logística que conlleva la elección”, añadió.

Morelos complementó y dijo que lo valioso de implementar el voto electrónico es tener una certeza y obtener resultados con mayor rapidez. “Recién se tiene la experiencia de Brasil, en donde en 4 horas ya habían resultados. El voto electrónico es una buena medida”.

Elección de consejeros

Respecto a la elección de consejeros electorales a través del voto popular como propone Obrador es, “insensato”, aseguró Cruz Parcero, ya no es una tarea que la sociedad deba ejercer; explicó que la elección de dichos puestos debe realizarse a través de la selección de profesionales, quienes deben contar con cierta imparcialidad.

Añadió que sin problema, la reforma puede provocar que el gobierno dirija a su electorado a elegir a los consejeros de su agrado.

Patricio Morelos dijo que, por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral (INE) podría “quedar a modo del gobierno” si Morena logra posicionar a sus mejores perfiles como consejeros, los cuales fueron elegidos por el voto popular.

“Al último año todos los consejeros han sido elegidos por los partidos políticos, si es a voto popular, se crearía un mecanismo donde Morena podría considerar a los más afines a su proyecto político”, dijo el académico del Tec de Monterrey.

El coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, sostuvo que en caso de no existir consenso con los demás partidos su bancada presentará un proyecto propio de reforma que prevé llevar al pleno de San Lázaro entre el 25 y 26 de noviembre, lo cual sería en un periodo extraordinario de sesiones.

diego.aguilar@eleconomista.mx

Diego Aguilar

Fuente: El Economista