Este tipo de violencia se basa en regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas, reclamos, discriminación, humillación, manipulación, negación al tratamiento y/o falta de acceso al sistema de salud durante el embarazo.
“Eso hubiera pensado antes de abrir las patas”, fue la expresión con la que una enfermera reprochó a Diana, cuando mostraba su dolor y pedía ayuda durante el nacimiento de su primer hijo.
En el seguimiento a su embarazo, su médico le pidió esperar para estar lista a dar a luz. Ella siendo madre primeriza confió, pero antes de que lo esperara, presentó contracciones y supo que el parto estaba por iniciar. Llegó al hospital pidiendo ayuda porque no soportaba el dolor, pero la hicieron esperar.
Después de un buen rato, Diana fue ingresada. El médico que le dio seguimiento a su embarazo no estaba activo y tuvo que conformarse con el personal de guardia, el nacimiento se acercaba, ella sufría y el bebé también.
Los gritos de dolor comenzaron a manifestarse, pero con falta de sensibilidad una enfermera le pidió guardar silencio y la criticó por ejercer su sexualidad, “eso hubieras pensado antes de abrir las patas”.
De acuerdo con resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al menos un 33.4 por ciento de las mujeres entre 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea, sufrieron algún tipo de maltrato.
Este tipo de violencia es institucional y de género y se manifiesta cuando las mujeres experimentan regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas, reclamos, discriminación, humillación, manipulación, negación al tratamiento, falta de acceso al sistema de salud, así como atención deficiente en el sistema, define el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
GRITOS, REGAÑOS EN EL PARTO O CESÁREAS SIN AUTORIZACIÓN TAMBIÉN SON VIOLENCIA
En otro estudio, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) documentó que de las mujeres que tuvieron un hijo o hija entre 2011 y 2016, el 11.2 por ciento experimentó gritos o regaños durante la labor de parto o cesárea; el 10.3 por ciento tardó en recibir la atención porque gritaba o se quejaba mucho; a 9.9 por ciento se le ignoró cuando preguntaba cosas sobre su parto o bebé; a 9.2 por ciento se le presionó para que aceptara un dispositivo u operación para no tener más hijas o hijos.
La misma institución sostuvo que, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ideal de cesáreas a practicarse oscila entre el 10 por ciento y 15 por ciento de todos los nacimientos. Pero en México aproximadamente a 45 de cada 100 mujeres se les ha practicado una cesárea.
Del total de cesáreas realizadas, 90.3 por ciento fueron autorizadas por las mujeres embarazadas, sin embargo un 9.7 por ciento ellas no dieron la autorización; en estos casos las personas que autorizaron fueron el esposo [57.3 por ciento], la madre, padre o algún familiar [19.6 por ciento] y otra persona [7.3 por ciento]. Un dato a resaltar es que del segundo grupo, donde las madres no consintieron expresamente, 15.8 por ciento de las cesáreas no fueron autorizadas.
MADRES TRANSGREDIDAS EN SUS DERECHOS HUMANOS
En una investigación publicada en la revista de la Comisión de Arbitraje Médico, especialistas de la medicina documentaron la violación de al menos seis derechos humanos, en un momento de alta vulnerabilidad.
Detalla que la entidad es una de las que reconoce el concepto de violencia obstétrica en la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero no los componentes de derechos sexuales y reproductivos.
El artículo 5 de la legislación local, sobre los tipos de violencia contra las mujeres refiere que la violencia obstétrica es “toda acción u omisión por parte del personal médico o administrativo perteneciente a los servicios de salud públicos y privados del Sistema Estatal de Salud, que violente los principios rectores que señala el artículo 3 de la presente ley, o bien, que dañe física o psicológicamente, lastime, discrimine o denigre a la mujer durante el embarazo, parto o puerperio; así como la negligencia médica, negación del servicio y la vulneración o limitación de los derechos humanos sexuales y reproductivos de las mujeres”.
El estudio refiere que la violencia a madres que van a dar a luz se presenta aproximadamente en una de cada 3.5 atenciones obstétricas, algunas pueden sufrir la violación de uno o varios derechos fundamentales.
El principal de estas garantías vulneradas es el derecho a la vida por riesgo de morir en que se puede llegar a poner a una mujer ciertos casos, al no darle atención oportuna, riesgo que alcanza también al feto.
También se detectó vulneración al derecho a la integridad personal por la falta de trato oportuno y al derecho a la igualdad y a la no discriminación, en los casos en los que alguna mujer se encuentra en condición de vulnerabilidad y pueden sufrir una doble discriminación, no sólo por ser mujer sino por su condición social.
Se detectaron faltas al derecho a la libertad y autonomía reproductiva, por ejemplo con la prácticas de esterilización forzada, la imposición de métodos anticonceptivos, procedimiento para acelerar el trabajo de parto e incluso negación a la aplicación de la epidural.
Además se detectó la violación al derecho a la información y libre consentimiento informado al subestimarse su opiniones y no considerar su capacidad de decisión respecto a algún procedimiento [y pedir al esposo o pareja que tome la decisión] y el derecho a la protección a la salud.
En conjunto, los especialistas médicos sostuvieron que las mujeres embarazadas sufren la vulneración en su derecho a acceder a una vida libre de violencia, pese a que éste se consagra en normas generales y locales.
ES GUANAJUATO SEGUNDO EN TASA DE MUERTES FETALES
De acuerdo con el reporte de defunciones fetales registradas en México durante 2020, Guanajuato ocupó el segundo lugar en la tasa de más casos.
El INEGI registró que la tasa de muertes fetales por cada 10 mil mujeres fue de 9.5 en Guanajuato, sólo Aguascalientes registró una cifra más alta, con 10.6 casos por cada 10 mil.
Según este reporte, fueron las instituciones de salud estatales y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las instituciones que atendieron 67.3 por ciento de los procesos de gestación que concluyeron en defunción fetal.Las unidades médicas privadas atendieron únicamente el 17.1 por ciento de estos casos.
Las principales causas de las muertes fetales documentadas en el estudio tuvieron que ver con la afectación que tuvo el feto por factores maternos y por complicaciones del embarazo, del trabajo de parto y del parto con 45.4 por ciento, seguidas de otros trastornos originados en el periodo perinatal con 28.9 por ciento.
De acuerdo con el registro de defunciones fetales por entidad, en 2020 Guanajuato tuvo mil 604 muertes. En términos generales, el 82.9 por ciento de los fallecimientos ocurrieron antes del parto, 15.6 por ciento durante el parto y sólo en 1.5 por ciento de los casos no se especificó.
Y TAMBIÉN FALLECEN LAS MADRES
Además, de acuerdo con el reporte de muertes maternas [hasta la semana epidemiológica 53], en 2020 en Guanajuato se habían registrado 36 muertes maternas. Durante este período las principales causas de defunción fueron: COVID-19, enfermedad hipertensiva en el embarazo [preeclampsia o aumento de la presión arterial], el parto y el puerperio y hemorragia obstétrica.
De las muertes registradas, 22 ocurrieron en hospitales de la Secretaría de Salud del Estado (SSG), nueve en el IMSS, una en Petróleos Mexicanos (Pemex), una más en un hospital privado y tres más no recibieron atención.
Sin embargo, de acuerdo con datos de la propia SSG hasta los primeros días de septiembre se acumulaban 15 muertes maternas por COVID-19; el registro hasta la fecha es mil 396 contagios.
Pop Lab
Fuente: Sinembargo