De setenta narrativas recolectadas en dos años de investigación sobre violencia obstétrica en mujeres que dieron a luz en algún centro de salud en Sinaloa, un 90 por ciento sufrió este tipo de violencia, según una investigación realizada por la doctora Olga Beatriz García Rodríguez, de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
La doctora en antropología social y directora de la Escuela de Ciencias Antropológicas, explicó que la violencia obstétrica es aquella que se ejerce por parte de instituciones de salud, donde la mujer que está en un periodo de embarazo, el parto y puerperio, es violentada sea por personal médico, enfermería, paramédico o algún administrativo o por aquellos que entran en contacto con la embarazada.
“Es cuando reciben un trato violento, como gritos, ofensas o violencia física, o el negársele ciertos servicios de salud, incluso, que no se les avise los procedimientos a los cuales van a ser sometidas, o se les va a realizar y que estas no den su consentimiento”, detalló.
Expuso que en un momento las mujeres no son conscientes de haber sido víctimas de violencia obstétrica, puesto que lo que ellas desean es salir del proceso sin detectar cuál fue el trato recibido, siendo estas conscientes a casi el mes de haber parido.
Manifestó que, en Sinaloa, comparado con Quintana Roo, Veracruz y Estado de México, entre otras entidades donde es sancionada la violencia obstétrica, carece de una pena para quien la ejerza, por ello continúa la lucha de comunidades feministas preocupadas por visibilizar este tipo de violencia de género.
Sobre el trabajo de un antropólogo en este sentido, señaló que este contribuye a abordar problemáticas sociales para dar solución, determinando que este tipo de violencia requiere de una capacitación no solo de médicos y administrativos, sino de todos aquellos involucrados en las atenciones de la mujer embarazada, para garantizar sea atendida con calidad y que estos no tengan daños para toda la vida.
La doctora García Rodríguez detalló que aún hay mucho camino por recorrer, sin embargo, hoy se tienen colectivos que trabajan de manera unida con la visión de las víctimas donde la antropología es el conecte o voz para visibilizar este problema y generar cambios positivos al abrir el panorama.