Jaziel Trasviña Osorio
Una lista infinita de universitarios “en activo” aparecen en la nómina del gabinete estatal. Ahí, en las entrañas del gobierno de Morena, sin cumplir con su función universitaria –son académicos y administrativos-, aplican todo su tiempo en el quehacer gubernamental. Son los nuevos “aviadores light” de la casa rosalina, los protegidos de la Cuarta Transformación, que se olvidaron de sus aulas y sus centros de trabajo. La lista es larga, larga, larga.
¿Quién o quiénes agitan? ¿A quién o a quiénes les conviene la desestabilización de la Universidad Autónoma de Sinaloa? ¿A qué intereses oscuros les gustaría regresar a la universidad a la anarquía, la ingobernabilidad y la deficiencia académica?
La Universidad Autónoma de Sinaloa vive actualmente una etapa de consolidación como institución educativa. Sus estándares de calidad en rubros tanto académicos, financieros y administrativos son reconocidos a nivel nacional e internacional.
LA UNIVERSIDAD PARTIDO Y LA IZQUIERDA
En los años 70s y 80s la UAS padeció una nociva enfermedad que posteriormente se convirtió en una epidemia estudiantil, propagándose al cerebro universitario con secuelas de daños severos en la vida de la institución.
No había vacuna para esa “enfermedad” ideológica comunista que en pocos meses alcanzó las mentes de decenas de estudiantes que fueron contagiados por “La Enfermedad Infantil del Comunismo en el Izquierdismo”, obra literaria en la que Lenin describe los síntomas que luego reflejaron los jóvenes de la UAS que se infectaron con el virus rojo del comunismo.
Los entonces dirigentes sindicales y de la administración de la universidad, militaban en los movimientos de izquierda tales como el PCM (Partido comunista mexicano), PSUM (Partido Socialita unificado de México) y posteriormente en el PRD y PT.
Durante años miles de estudiantes fueron sacados de las aulas y utilizados para activar de manera política en estos partidos. En la UAS se vivía la época del anarquismo; los maestros no daban clases y los alumnos no las tomaban. Para lo comunidad en general el simple hecho de pasar cerca de una escuela o una casa del estudiante de la UAS significaba un peligro latente de toparte de frente con una horda de aprendices de delincuentes.
LA RESTRUCTURACIÓN DE LA UNIVERSIDAD
Desde el periodo rectoral de Héctor Melesio Cuén (2005-2009) se inició con una reestructuración integral de los aspectos nodales de la institución; atinadamente se visualizó que la casa de estudios no podía continuar conduciéndose como “la vieja UAS”.
La primera medida del recién nombrado rector fue una investigación exhaustiva de los aspectos financieros y administrativos en los que se encontraba la universidad.
Los focos de alarma se encendieron en los grupos que hasta ese entonces dominaban en la universidad, y que jugaban a ser juez y parte en los juicios laborales que operaban desde las entrañas de la institución los cuales cuajaban en el exterior a través de los despachos particulares.
En las primeras investigaciones por parte de la nueva administración universitaria surgieron varios nombres entre ellos el de la ex diputada por el PRD, Tere Guerra Ochoa, actual secretaria de la mujer en el gobierno de Rubén Rocha.
La sospecha se agudizó cuando se dio seguimiento a los casos de demandas millonarias en contra de la universidad y que eran llevados por los despachos jurídicos asociados o cercanos a la hoy funcionaria estatal. La UAS perdía millones de pesos por los litigios laborales prefabricados para sangrar a la máxima casa de estudios.
AARÓN: EL SOSPECHOSO RECTOR DE LA UPES
El ex candidato a rector de la UAS y ex secretario general del sindicato de esa misma institución Aarón Quintero Pérez hoy despacha en la rectoría de la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa, nombramiento otorgado directamente por el gobernador Rubén Rocha.
Aarón Quintero fue pieza fundamental de esa vieja UAS que se negaba a morir y que fue afectada en sus intereses por las modificaciones del ex rector Héctor Melesio Cuén.
Durante muchos años, un grupo de «aviadores» que se hizo llamar corriente aaronista operó sin freno en la universidad provocándole una debacle académica y financiera. Hoy presume de decente como rector de la UPES. Uff. Que Dios proteja al personal y a los alumnos.
Aarón Quintero se desempeñó también como Director General de Recursos Humanos de la UAS, donde hizo el negocio redondo: una investigación arrojó que más de 100 trabajadores administrativos contaban cada uno con 10 horas clases, pagadas por la institución y ordenadas directamente por Quintero para su proyecto personal.
En el 2005 después de 8 meses de no acudir a dar clases Aarón Quintero fue expulsado de la UAS: las autoridades le rescindieron el contrato de trabajo después llamarlo en varias ocasiones a que regresara a las aulas, negándose siempre a cubrir su jornada laboral.
FRAUDE EN EL SUNTUAS DEL 2002 al 2006
El 18 de diciembre de 2002, bajo la conducción de Aarón Quintero Pérez, el SUNTUAS académicos contrató con Seguros Monterrey New York Life una póliza de seguro de vida colectivo que al paso de los tiempos sería autofinanciable.
La compañía Seguros Monterrey le depositó al Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Sinaloa—del 2002 al 2006 por concepto de dividendos de un seguro de vida colectivo—la cantidad de 15 millones 599 mil 399 pesos. Pero el dinero “se perdió”
El sindicato cubriría a la aseguradora la cantidad de 666 mil pesos mensuales, que se manejarían de la siguiente forma: de ese dinero se pagarían cien mil pesos a cada trabajador fallecido por muerte natural o doscientos mil pesos por muerte accidental. Otro diez por ciento del total de la prima le correspondería a Seguros Monterrey por el servicio prestado, y el resto o remanente se regresaría al sindicato como fondo acumulado.
Ese recurso ingresó a las cuentas bancarias 0150613495, 0150651109 y 0150651222 de Bancomer en diversas operaciones que van desde 47 mil hasta más de dos millones de pesos.
En la dirigencia sindical posterior a la de Aarón Quintero se solicitó un informe detallado de estas transacciones, la respuesta la remitió Seguros Monterrey al SUNTUAS hasta el 23 de abril de 2007, según documento oficial de la compañía, confirmándole el pago al sindicato de 15 millones 599 mil 399 pesos por dividendos de cuatro años de vigencia de la póliza respectiva; dinero que nunca “apareció” y que hasta la fecha se desconoce su paradero.
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