En marzo de 2021, una entrevista con Porfirio Muñoz Ledo se convirtió en una conversación de siete horas.
En marzo de 2021, una entrevista con Porfirio Muñoz Ledo se convirtió en una conversación de siete horas. Todo inició por una afirmación del veterano político: “en México no hay oligarquías centenarias”. Le dije “usted mismo tiene ascendencia de ilustres”. Sonrió y me dijo: “esa es una provocación”.
A la distancia, la entrevista fue irrelevante, un asunto de Morena y el arribo de Mario Delgado a la dirigencia. Sin embargo, la conversación transcurrió hablando del presidencialismo mexicano. Tres horas quedaron registradas en audio y la petición expresa fue que se publicara una vez muerto.
Hoy, al cumplirse 30 años desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio, he querido recuperar fragmentos de aquella conversación publicada ampliamente en Proceso el año pasado– para este espacio, por los tiempos que corren y por lo que, al mas puro estilo renacentista, pareciera ser una expresión de consejo para princípes que el hoy extinto Porfirio –que tan afrancesado era y como intelectual franco, parecía querer hablarle a la posteridad– anticipó respecto a la sucesión presidencial que hoy está en curso.
– Usted ¿por qué no fue presidente? –preguntó este reportero.
– Es una sensación ambigua. Hay muchos aduladores que te dicen tu sigues, tu eres. Pero ninguna fuerza política importante… esa pregunta me la hizo Luis Donaldo.
– ¿Por qué se la hizo?
Fernando Gutiérrez Barrios, a quien describió como “un gran componedor”, entonces secretario de Gobernación, lo llamó. Era 1991 y quería distender la relación entre el PRD y el PRI. Cuauhtémoc Cárdenas estaba dudoso, Luis Donaldo estaba listo para un encuentro.
A Luis Donaldo lo describió muy joven e ingenuo. Un día –contó Porfirio en la entrevista– con una cierta teatralidad, llegó a decirle a Cárdenas:
– Le hablo a mi compañero de partido, porque su padre fue el fundador del PRI –dijo Colosio.
– Está usted equivocado joven, mi padre fue presidente del PNR y fundó el PRM, pero nunca perteneció al PRI –repuso el hosco Cárdenas.
El caso es que nunca se entendieron y ahí entró Muñoz Ledo. En los años siguientes se reunían, según el entrevistado, cada 15 días en la casa “modesta” de Colosio en la colonia Roma o en la casa del entrevistado en las Lomas.
Muñoz Ledo afirmó en la entrevista que las conversaciones con Colosio siempre eran sobre el PRI nunca sobre el PRD. Entendió y se lo cuestionó:
¿Vienes para conocer al PRI? Y en respuesta Colosio le habría dicho con sorna: “Sí. Ni modo que hable con Gustavo Carvajal o Pedro Ojeda Paullada”. Fue cuando Colosio le preguntó por qué no fue Presidente. Muñoz Ledo respondió:
“Para ser presidente de este sistema se necesitan tres complicidades: una amistosa, de relación personal, una relación de cuates con el presidente (…)
Una complicidad de dinero, que es esencial (…) y una complicidad de sangre, tienes que saber matar y el Presidente debe heredar a alguien capaz de disparar en la frente. Yo no tenía ninguna. Además, el golpe a Allende en 1971 fue un mensaje: la izquierda no tenía espacio para gobernar América Latina. Estaba eliminado”.
Para Muñoz Ledo, Colosio no era Pepe López (la amistad), ni era Salinas (el dinero), no era Echeverría (amigo de los militares). Se lo dijo. Y también que ya era presidenciable “pero necesitas embarnecer, eres muy provinciano e inocente y este país es muy cabrón”.
“Lo único que tenía (Colosio) era una foto con Salinas corriendo. Una aparente fraternidad que contrastaba con temperamentos y actitudes morales muy distintas. Le dije a Luis Donaldo: a ti te mete por no meter a Camacho, que era una amenaza para él. Pero él no sabe lo que traes adentro, no lo manifiestes”.
Eduardo Robledo y Silvia Hernández, habrían abordado a Muñoz Ledo en el Senado. Pusieron en la mesa el discurso del 4 de marzo de 1994, tres días antes de que lo pronunciara. Tenían dudas.
“Les dije: párenlo, lo van a madrear, es estúpido romper con el que sale antes de que tengas el poder. Díganle que es una tontería. No tontería, dijo Robledo. Díganle que es una ingenuidad lo que está haciendo”.
“Lo mataron por ingenuidad. Por eso yo lo quiero, no lo admiro, tenía deficiencias intelectuales, pero estoy seguro que era el miembro del partido gobernante de más buena voluntad. No era un mentiroso”.
Vuelta de Muñoz Ledo al fin sexenio de López Obrador y la sucesión en curso: “quien sea deberá romper cuando llegue mediante un gran reforma en su contra, no antes”.
Capital político en contra
La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), de Reyes Rodríguez, fue contundente, Cuauhtémoc Blanco debe dejar inmediatamente el Ejecutivo de Morelos para permanecer en la contienda por una curul en la Cámara de Diputados, pero en caso que así lo decida estará unos 70 días sin fuero, lo que lo expondría a responder por diferentes acusaciones, entre ellas, los vínculos con presuntos integrantes de
grupos delincuenciales, situación que no lo deja bien parado ante un Congreso estatal adverso, ni ante una Fiscalía local que bajo el mando de Uriel Carmona ha dado a conocer que ya tiene varias carpetas de investigación en su contra.
La alternativa para ‘El Cuauh’ es prevalecer en el gobierno, lo cual le cerraría cualquier paso al manto de impunidad que le ofrecen las listas plurinominales de legisladores. Sin duda, la gestión del exfutbolista no deja el mejor capital político para Margarita González, quien se enfrenta a cuestionamientos por la creciente ola de violencia que azota al estado.
Muertos redivivos
A quien le pueden revivir los muertos de su clóset es nada más ni nada menos a José María Tapia Franco, candidato del Verde al municipio de Querétaro.
Resulta que tras ser descartado para contender por Morena, el ex director del Fonden durante el gobierno de Enrique Peña Nieto orquestó una campaña contra el partido que fundó AMLO sin reparar en el daño colateral que le haría en la entidad a la candidatura presidencial.
Hay que recordar que Tapia Franco presumió durante su campaña una foto con varios líderes de Morena, hasta que recibió la indicación de que no siguiera con esas artimañas políticas.
Por lo pronto revisan todos los contratos y posibles anomalías que tuvo con los ventiladores que vendió a precios exorbitantes durante la pandemia del Covid-19, así como las relaciones que tuvo como cabildero para colocar diversos contratos en el gobierno de Puebla, cuando lo gobernaba Miguel Barbosa.
Esta situación preocupa a sus amigos más cercanos, el ex gobernador Pancho Domínguez, Mauricio Kuri y Luis Felipe Puente, quienes todavía creen que Morena lo dejará pasar como candidato en la capital estatal.
ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
Fuente: El Heraldo de México