Prevén en Palacio que la Marcha por la Democracia no tendrá ningún efecto sobre su campaña presidencial; les preocupan los conflictos internos, como en Chiapas.
Desde Palacio Nacional hacen cuentas alegres y prevén que la Marcha por la Democracia, celebrada el domingo pasado, le hará a Morena y a sus candidatos lo que el viento a Juárez.
La ecuación del presidente López Obrador es simple: supone que un millón de personas, o un poco más, salieron a protestar contra la 4T.
Y eso quiere decir, desde la visión del mandatario, que el voto duro de la oposición no supera los dos millones, mientras que Morena tiene un piso de entre 14 y 15 millones. Aunque la meta es superar los 30 millones que obtuvo Andrés Manuel en 2018.
Con base en estas cifras, al inquilino de Palacio no le ocupa ni le preocupa que la oposición (PRI, PAN y PRD), junto con organizaciones ciudadanas, como la de Claudio X. González, salgan a marchar.
De lo que tiene certeza es de que todos trabajan para levantar la candidatura de Xóchitl Gálvez porque Claudia Sheinbaum le lleva 30 puntos de ventaja y Jorge Álvarez Máynez cada vez se hunde más en las preferencias.
LA OTRA PREOCUPACIÓN. Con todo y eso, si hay algo que preocupa al presidente son los brotes de inconformidad en Morena tras la designación de candidaturas en algunos estados.
Ya se publicaron las listas de aspirantes a diputaciones federales, a muchas de las alcaldías y a las senadurías, procesos de los que surgieron disgustos y rompimientos.
En ese contexto, Mario Delgado debe librar una batalla interna para que las inconformidades no lleguen a los tribunales.
Es ahí donde radican los verdaderos problemas del partido. En muchas plazas no alcanzaron los premios de consolación para los “suspirantes”. Muchos se quedaron con las manos vacías.
Uno de los ejemplos para ilustrar el desorden, ocurre en Chiapas, donde el gobernador Rutilio Escandón no sólo perdió la posibilidad de designar a un allegado como candidato a la gubernatura, sino que está enfrentado con la estructura del partido y quiere imponer a Angel Torres como candidato a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez.
El mandatario tiene las manos metidas en el proceso de selección de candidatos cuando su estado sufre la peor crisis de inseguridad, los operadores turísticos ya no quieren recomendar los destinos chiapanecos y el crimen organizado se asentó en su estado.
Y por si fuera poco, está empeñado en ponerle piedritas a Eduardo Ramírez, candidato a la gubernatura.
Esos son los problemas con los que en este momento debe lidiar Delgado y el mismísimo AMLO. La marea rosa del domingo, dicen en la Presidencia, los tiene sin cuidado.
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EL GOBIERNO DE ENRIQUE ALFARO, en Jalisco, también está haciendo de las suyas con Morena. De un día para otro, el órgano electoral local cambió las reglas para designación de candidatos en el partido guinda.
Y quienes conocen de la grilla local, dicen que lo hizo para afectar la nominación de Pedro Kumamoto como candidato a la alcaldía de Zapopán.
Además, el lunes pasado, fue arrestado Alberto Lamas, jefe de gabinete del ex gobernador Artistóteles Sandoval. Aunque dicen que el mensaje es para Ricardo Villanueva, rector de la U de G, quien también formó parte del mismo gobierno y trabaja muy cerca de Morena.
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EN DONDE TAMBIÉN LLUEVE SOBRE MOJADO es en Movimiento Ciudadano. La senadora Patricia Mercado renunció como vocera de la campaña presidencial de Jorge Álvarez Máynez.
Lo hizo un día después de que anunciaron la postulación de Alejandra Barrales y Sandra Cuevas, como candidatas titular y suplente al Senado. Además de que tampoco estuvo de acuerdo con la candidatura de Roberto Palazuelos, también a la Cámara Alta.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “En las campañas políticas, los candidatos son como artistas de circo: hacen malabares con la verdad y se equilibran en la cuerda floja de la moralidad”
ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
Fuente: El Heraldo de México