Del Festín al mal de Orín, “La Mochila”, Beer Fest 2024

En un afán por abaratar uno de los mejores eventos de la cerveza artesanal del Noroeste se escasean los baños y se falla en el sonido




Los Mochis, Sinaloa. – Vaya que la agüita amarilla puede ocasionar problemas. Tanto la que entra como la que sale. Así, todo puede ir, del festín al mal de orín, sin chistear.

Lo que empieza como una escena de ensueño en medio de las instalaciones del antiguo Ingenio Azucarero, con líquido ambarino artesanal y la mejor gastronomía local, termina en una larga fila de desesperados que buscan desahogar sus recargadas vejigas, primero entre bromas y después con el enojo a cuestas.

Aquellos que llenaron a sus anchas sus depósitos corporales con lo mejor de las marcas de cerveza artesanal como Rueda, Punto de Unión, Guasave, Camino Cañero, Tres Islas, Bichota, Vicio Capital, Mercury, Matachin, Casa Blanca, Saravela, Fariseo Brew, Marvida, Miopía y otras de más de una decena de cervecerías alucinantes de Hermosillo, Ciudad Obregón y San Carlos en Sonora, y de Los Mochis, Mazatlán, Guasave y Culiacán en la entidad, sufrían las de Caín ante las filas de los sanitarios que atiborraban más sus vejigas.













En medio de la fiesta con un sonido decadente que poco hizo lucir la potencia y talento de los inigualables “Taxi Libre” y “Los Madafakers”, y que mantenía una resonancia ahogada y difusa entre los fierros del mágico espacio de lo que fue la moderna “panochería sinaloense”, los que quería sentir las rolas debían pegarse al escenario. Los de atrás solo escuchaban una brisa afónica que en la zona de la “comedera” se perdía aún más.













La Mochila, el festival de cerveza artesanal más importante de noroeste, claro que fue un éxito de asistencia, el mismo organizador, Daniel Fong, así lo reconocería… Todo se superó. Boletos agotados, gran fiesta y ríos de orín.

«Estamos muy contentos porque esta edición superó las expectativas, la gente lo estaba esperando y en el mejor escenario que es la Mochila Fest en el corazón de Los Mochis», diría a los medios.









Pero no todo fue delirio e ilusión. El ingenio ahomense transforma una noche de terror y suspenso en los sanitarios de La Mochila en el más divertido, pero igualmente irritante episodio de los oscuros juegos del mal de orín.

Que, si van a ser “chis”, que, si se están “miando” y reventando, quiero descargar “miarchivo”, prefiero el “Orinoco” y “ahorinita” vuelvo. En fin.

“Es de mis meadas más caras y los baños dan pena. Apestan a cuchitriles de secundaria”, “que bonito mear de aguilita para no chispearme”, “Ay mana, hay que entrar de puntitas para no pisar todo el piso orinado”, “Ahora estuvo fácil, no mié toda bichi como cuando traje mi palazzo”, “Hay varias cuidando el baño “sororo”, es el único más limpio, para que no los chispeen los hombres”. Así eran las mejores frases de la fiesta de la uretra.




La agüita amarilla

Un éxito, sí, que requiere más inversión en baños y sonido para la edición siguiente, porque no se trata de forjar ilustres “meadores” rapaces y aventados para todo terreno, ni dulces “chisteadoras” que prefieren la falda que el pantalón para atinarle al pozo de la fortuna. Ni mucho menos “saltibanquis alegres” o “despistadas actrices de miarbolito”, capaces de cualquier faena para vaciar la vejiga. Se trata de regocijarse.

Era fiesta de cualquier modo. Una de las mejores y la agüita amarilla merece respecto.