El egocéntrico Andrés debe estar regañando hasta a su sombra

Su convocatoria para “celebrar” la conmemoración de la expropiación petrolera, apenitas y de panzazo fue aprobada por el movimiento de la 4T, ya que apenas llenaron la plancha del Zócalo.

Quién forme parte del gabinete o grupo cercano a Andrés Manuel López Obrador que ni se le acerquen al líder en estos días. Pero el que menos debe acercarse es Lázaro Cárdenas Batel que emocionado y soñador renunció un día antes de la celebración de la expropiación petrolera, como si eso le pudiera dar dentro de los simbolismos que representa su abuelo lo que él en toda su vida no ha logrado, personalidad, carisma, y sobretodo eficacia.

Regresemos el cassette unas semanas hacia atrás. La marcha en favor del INE provocó que López Obrador diera una respuesta contundente en su conocido estilo “convocando al pueblo” a defenderlo. A esto se sumaron las afirmaciones públicas de Congresistas Republicanos instando a que ejército norteamericano entre en territorio nacional para confrontar al narcotráfico sumado a el problema del fentanilo.

En segundo lugar, y por si fuera poco se organizaron todavía más los opositores de siempre y algunos medios de comunicación internacional, especialmente de los Estados Unidos en una serie de actos que provocaron que la concentración del día de ayer en el zócalo de la Ciudad de México se convirtiera en un asunto no solamente de conmemoración, sino ahora de soberanía, nacionalismo, patriotismo y sobre todo -el verdadero subtexto en un mensaje personal a diversos actores internacionales de que el presidente López Obrador “tiene mucho pueblo”, por si continúan con la inspiración ambiciosa.

Sin embargo, su convocatoria para “celebrar” la conmemoración de la expropiación petrolera, apenitas y de panzazo fue aprobada por el movimiento de la 4T, ya que apenas llenaron la plancha del Zócalo, a pesar de la amplísima convocatoria en los diferentes estados de la República, particularmente en Ciudad de México que con trabajos respondió positivamente. Vimos a un Morena absolutamente ausente, con una movilización como de costumbre simulada, sus líderes de vacaciones aprovechando el puente o simplemente mostrando una inusitada flojera a lo largo de toda la semana, asumiendo que Andrés Manuel López Obrador era suficiente para la convocatoria y asistencia. 

Por su parte el gobierno federal derrochando cientos de millones de pesos tirados a la basura ante los aletargados órganos de movilización de Morena. 

Eso no lo va a dejar pasar Andrés Manuel López Obrador, porque justo así fue como perdió la capital del país.  Por como piensan cientos de miles de funcionarios del gobierno de López Obrador, que el botín de guerra del 2018 es un derecho inmutable, y que es un pago que la Revolución les debía. 

Muchos de nosotros hemos visto como igual que al PRI recientemente, y similar al PAN en el gobierno, la naturaleza ignorante de la política y el distanciamiento con la sociedad por parte de los funcionarios y ganadores es exactamente lo mismo, piensan que el poder es para siempre y que implica poco o nulo esfuerzo. No se inspiran, no ambicionan, se acomodan, mienten, simulan, y al final…pierden.

Es muy grave lo que ocurre porque es lo que hemos afirmado desde hace años: el ofertado cambio que prometió Andrés Manuel López Obrador no se dió, por el contrario, él y Morena son exactamente lo mismo que los demás partidos. 

Si la oposición tuviera un poquito más de talento y voluntad plantearía una verdadera reformación de la política. Sin embargo y a pesar de todos los mensajes en la mesa, Alito seguirá siendo el mismo de siempre, un político ambicioso y vulgar, lo mismo que la camarilla que lo acompaña; Marko Cortés nadando de muertito entre la mediocridad y el analfabetismo político; y el PRD en la intrascendencia, que a pesar de no crear ninguna expectativa nos termina decepcionando cada vez más, nomás hay que ver a sus pequeñísimos candidatos a la Jefatura de Gobierno.

Todo esto lo sabe Andrés Manuel López Obrador, por ello, mañana volarán cabezas, renunciará a varios, entre los que destaca el dirigente de Morena en la Ciudad de México, y veremos una de las mayores reprimendas en su sexenio.

Mientras que unos pocos están dando la cara, por lo visto la mayoría muere de ganas por perder…incluyendo a Lázaro Cárdenas Batel, porque lo suyo no fue un resbalón, sino una de sus cotidianas acciones por la falta de análisis, diagnóstico, anticipación de escenarios y lectura política. O sea, no tiene nada, igual que los cientos de morenistas que caminan por el mismo rumbo.

Por lo pronto, los verdaderos operadores suben sus bonos, y los simuladores caerán al precipicio.

Y no es pregunta.

MARTHA GUTIÉRREZ

Fuente: El Heraldo de México