- México cada vez juega peor, pero sus derrotas se venden como oportunidades.
Somos un desastre. Somos el hazmerreír.
México compite en la Copa América de Estados Unidos 2024 por simples intereses comerciales, no porque tenga nivel para pelear cosas importantes.
Lo mismo ocurrirá en el Mundial de 2026. México lo jugará por ser coanfitrión, no por ganar su lugar en la cancha.
Qué bonito que somos espléndidos anfitriones. Ya lo demostramos en 1970 y en México 1986. Viene la tercera. No será la vencida ni habrá quinto partido.
Qué frustrante resulta hoy en día no poder hacer que 11 futbolistas tengan un desempeño óptimo cuando se visten de verde.
Varios colegas sudamericanos han hecho sus quinielas para la Copa América 2024. Argentina, Brasil y Uruguay se asoman como favoritos. Chile, sugieren, será la revelación. Entre los goleadores postulan varios nombres que militan en los mejores equipos de Europa. ¿Y México? Nada. México será, y ya es, la decepción.
A menos de que dejen la piel contra Ecuador, el Tricolor pasará de noche en el torneo de la Conmebol.
Y peor que quedar eliminados en la primera fase ha sido el nivel de juego mostrado hasta el momento. Jaime Lozano demuestra que tiene don de gente, no capacidad para dirigir o preparar tal o cual encuentro de acuerdo al material con que cuenta y al rival en turno. Ya se sabe, no es lo mismo enfrentar a Alemania o Brasil en amistosos que a Jamaica y Venezuela en partido oficial. Y así nos fue.
Sólo resta vencer a Ecuador. La misión no será sencilla. Hace falta más que voluntad para ganar un encuentro, además que los ecuatorianos también dependen de sí mismos.
Antaño se decía que, para México, competir en la Unión Americana era como ser local, dado el poder de convocatoria con los paisanos. Hoy seguimos siendo locales, pero tal parece que el cariño se paga con mediocridad y desprecio.
Por mucho menos corrieron a Diego Cocca. No digo que el Jimmy deba tener la misma suerte, pero es evidente que cuando las cosas no funcionan, hay que tener la valentía de dar un paso al costado. Eso incluye a la gente de pantalón largo, que en pocos meses han demostrado que no le tienen miedo al ridículo.
México cada vez juega peor, pero sus derrotas se venden como oportunidades.
México tiene mucho por ganar en lo que le resta de la Copa América 2024.
Se debe pensar, seriamente, en un nuevo director técnico, dar un golpe de timón, porque hasta el momento estamos perdidos.
André Marín
Fuente: Excelsior