Fraudes a nombre del bienestar

Ni una superficial barrida le han dado a las escaleras. Lo que es más, las mantienen bañadas de mentiras.

Ni una superficial barrida le han dado a las escaleras. Lo que es más, las mantienen bañadas de mentiras e infestadas de gigantes corruptelas. Es como si esta administración se hubiese propuesto la encomienda de pasar a la historia como la que más estafó a la ciudadanía.

Hoy mencionaré algunos actos de corrupción que han impactado negativamente a la población más vulnerable.

Una estafa de 12 mil millones de pesos en SEGALMEX. Si en cualquier otro ámbito la corrupción es inaceptable, se convierte en crimen de Estado y traición a la población cuando lo que se ha vulnerado es el alimento de las personas. Un maléfico concurso para ver quién roba más, donde la Cuarta Transformación se lleva el estrellato. La “estafa maestra” del sexenio pasado es pequeña en el comparativo. En aquel caso hablábamos de 5 mil millones de pesos; ahora se trata de más del doble.

DICONSA compró en 2020 azúcar por arriba de su precio, a $18.60 el kilo. La compra fue de 7 mil 800 toneladas con un costo de 145 millones de pesos. Sin embargo, solo se entregaron 3 mil 110 toneladas. De los 88 millones de pesos faltantes, la empresa Carregin solo reembolsó 8 millones de pesos al Estado. Los “dueños” de dicha empresa son dos personas de escasos recursos que no tienen idea de esto, pero a quienes la fiscalía ya les obsequió dos órdenes de aprehensión. ¡Menudo bienestar!

Mientras, en LICONSA se evaporaron 79.7 millones de litros de leche líquida que sería transformada en polvo. Una piscina olímpica tiene 2.5 millones de litros de agua, esto es, desaparecieron el equivalente de 31.88 piscinas de leche y nadie ha pagado por ello. El proceso de industrialización de los litros evaporados costó 202.8 millones de pesos (ASF, Cuenta Pública 2021), dinero que se perdió puesto que LICONSA no pudo acreditar la desaparición de la leche líquida de sus almacenes, como tampoco el porqué esta no fue convertida en polvo.

Existen acusaciones por parte de la ASF y carpetas en la FGR, pero solo se ha vinculado a proceso al exdirector de administración de SEGALMEX, René Gavira Segreste. La razón es sencilla, el director pasado (hasta abril de este año), Ignacio Ovalle Fernández, es gran amigo y ex jefe del presidente López Obrador. También es amigo del mandatario el nuevo titular de la dependencia, Leonel Cota…

Ese escándalo se resbala en otro adicional: la compra de jabones y blanqueadores para las tiendas DICONSA por un monto de 9 mil 976 millones de pesos. Allí también huele a sucio aunque se trate de productos para la limpieza…

Respecto al sector salud, la transformación de cuarta del Seguro Popular al INSABI fue tan mala que ahora la metamorfosis que ha pasado a llamarse IMSS INSABI debe absorber a los pacientes que dejaron de contar con gratuidad en los servicios médicos.

Se tienen también la falta de medicinas, la tardanza en la adquisición y distribución de vacunas para los menores de edad, la eliminación de las pruebas de tamiz neonatal, los diferimientos de miles de procedimientos quirúrgicos y de consultas de especialidad en el ISSSTE.

Mencionemos ahora a las Universidades del Bienestar. Unas donde los estudiantes exigen se tengan… instalaciones; las mínimas, las que sean. Pero no es lo único, también hay denuncias de acoso, de maestros malos o inexistentes, de falta de títulos y acreditaciones. De hecho, de las 142 universidades, el 42% sigue sin poderse aperturar en forma.

Cuando los alumnos fueron a presentar a López Obrador una serie de peticiones, la directora de dichas universidades les dijo que “no estuvieran de ociosos…”.

La historia del Banco del Bienestar es otra ofensa al pueblo de México. De las 2,700 sucursales que habría, no existe a la fecha —oficialmente— un número exacto de las ya construidas. Tampoco a cuánto ascienden los costos de su construcción. La propuesta de instalar cajeros automáticos en todos los rincones del país no ha sido cumplida. De lograr una integración financiera real, mejor no hablemos…

El Gas Bienestar. Esa compañía no le cumple ni a sus empleados a quienes se les prometió un incremento en su sueldo y una comisión por cada cilindro vendido. El servicio no llega a todas partes y en no pocas ocasiones, en los sitios donde se surte, resulta ser más caro que el que venden las gaseras privadas. Muchos de los cilindros se encuentran en pésimo estado y en lugar de ser un programa de impacto social, la estrategia de distribución está enfocada con fines políticos.

Hay más ejemplos de fraudes y corruptelas, muchos más. El común denominador: la 4T los comete a nombre del bienestar.

VERÓNICA MALO GUZMÁN

Fuente: El Heraldo de México