La Copa Oro, un torneo que va y viene, pero a nadie entretiene

El conjunto de Las Barras de las Estrellas ni siquiera llevó a su plantilla ‘A’ al certamen, esto demuestra la poca importancia que se le da al evento.

Al pasar de los años, la Copa Oro se ha convertido en una competición sin mucha trascendencia. Comenzando porque se disputa cada dos años, cuando las competiciones de mejor nivel las realizan cada cuatro, como la Eurocopa y la Copa América, está claro que se prioriza totalmente lo económico sobre lo deportivo. Pero hablando en la cancha, el nivel de espectáculo es deplorable partido tras partido, sin importar la selección que juegue.

En esta edición, ni los países con más renombre en la zona, como México, Costa Rica, Panamá, Honduras, Canadá, Jamaica y Estados Unidos, han podido brindar un digno entretenimiento a los espectadores. El conjunto de Las Barras de las Estrellas ni siquiera llevó a su plantilla  ‘A’  al certamen, esto demuestra la poca importancia que se le da al evento.

En los anteriores años, uno veía a los países e identificaba a sus figuras como Keylor Navas (Costa Rica), Michael Bradley (Estados Unidos), Emilio Izaguirre (Honduras), Jaime Penedo (Panamá), Javier Hernández (México), que le daban ese toque de calidad al torneo, y se daba cuenta de que los encuentros podrían ser atractivos, pero ahora, la realidad es que los equipos no llaman la atención.

Es una situación triste, porque en algún momento el simpatizante se va a cansar y dejará de asistir al estadio. Entonces, los de pantalón largo empezarán a perder dinero, y ahí se darán cuenta que una cosa no está peleada con la otra. Se puede hacer ofrecer un buen contenido y hacer negocio, el problema es cuando descuidas tu producto principal.

Se tienen que modificar varios temas en la organización, y dejar que varias de las selecciones participen en otros torneos internacionales, para que los jugadores puedan agarrar mayor fogaje y mejorar su rendimiento. Si bien es cierto que algunas naciones han mejorado a lo largo del tiempo, la gran mayoría está estancada porque, al no tener duelos con mejores combinados, lo que produce es que te conformes y estés en una zona de confort, mientras que las escuadras inferiores van subiendo de escalón.

El ejemplo perfecto es Guatemala y México, los chapines llegaron a los cuartos de final del torneo, desde 2011 no llegaban a esta instancia. Jugaron con agallas, sin nada que perder de la mano de Luis Fernando Tena. Mientras que el Tri, que campañas atrás se le apodaba el “Rey de la Concacaf”, hoy es una selección gris que cree que, por portar la playera verde, ya va a ganar, y no es así, en las competiciones más recientes les han dado un golpe de realidad.

Los estadounidenses son los únicos que se les percibe diferentes en la actualidad, su cambio generacional ha sido fenomenal, pero no es casualidad, es un proyecto a largo plazo que han estado trabajando, y está dando grandes frutos.

En fin, el campeonato está cerca de terminar, la final será este domingo con las expectativas bajas, pero ojalá en el terreno de juego los futbolistas den lo mejor para ser agradecidos con el aficionado que pagó su entrada.

 MARIANO TORRES

Fuente: El Heraldo de México