Vale la pena, con motivo de esta “porquería”, traer a colación algunos datos, cifras y estudios de la corrupción en México. Por ejemplo, de acuerdo con un análisis publicado a finales del año pasado por Mexicanos contra la corrupción y la impunidad.
Una de las frases favoritas del morenismo, ha sido decir que “no son iguales”; ¿iguales a qué, o iguales a quién? Pretenden, con un mal logrado slogan político, construir una imagen pública desligada de los principales problemas que han agobiado a la política mexicana desde hace muchísimos años, haciendo especial énfasis en la corrupción. No obstante, a López Obrador y sus allegados, les ha “salido más caro el remedio que la enfermedad”, pues si de algo adolecen, ha sido precisamente, de escándalos cada vez más frecuentes de corrupción; sino, pregúntenle a José Ramón, Pío, Felipa, Delfina, o ahora también a Layda Sansores.
Con los videos publicados el pasado 6 de febrero en el noticiario En Punto de N+, donde se observa a diversos morenistas cercanos a la gobernadora de Campeche, como lo son Raúl Pozos Lanz (actual Secretario de Educación de Campeche), la senadora Rocío Abreu, o Armando Toledo Jamit (actual Jefe de la Oficina de Sansores), la Fiscalía General de la República debería estar lista y presta ya para iniciar las investigaciones correspondientes, o para abrir las carpetas de investigación necesarias (como lo hacen con la oposición), pero sabemos bien que eso definitivamente, no va a suceder.
El caso de Sansores confirma el modus operandi de los cuatroteístas con poder, ejemplificada con maestría en la obra de Elena Chávez González: ligas, sobres, y mucho efectivo… ya sea para “las gestiones sociales”, para “algún pago de impuestos que seguro debió haberse hecho”, o para vaya usted a saber. El asunto es que las cosas van de mal en peor para “El rey del cash”, quien, ante los videos de Layda, se limitó a declarar que “es echar porquería”.
Vale la pena, con motivo de esta “porquería”, traer a colación algunos datos, cifras y estudios de la corrupción en México. Por ejemplo, de acuerdo con un análisis publicado a finales del año pasado por Mexicanos contra la corrupción y la impunidad, la aprobación de la estrategia del combate contra la corrupción del gobierno federal actual, bajó del 72% en 2019, a únicamente el 44% en 2022. Asimismo, el referido estudio, dejó en claro que, a partir del año 2020 y en adelante, el 56% de las y los mexicanos desaprueban la forma en la cual la administración del presidente López Obrador, combate a la corrupción. Sin consecuencias para los que delinquen, México ocupa el lugar 134 de 140 mundial de ausencia de corrupción, de acuerdo con el Índice Global del Estado de Derecho, elaborado por el World Justice Project, con una puntuación de 0.26, donde 1.00 es el puntaje más alto posible. De la misma manera, la Iniciativa de Transparencia, Anticorrupción y Digitalización del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) estimó en 2020 que únicamente 1 de 500 denuncias por delitos de corrupción, termina en sentencia condenatoria.
Así las cosas; así la porquería en la que nos ha sumido Layda, López, y morena.
DIPUTADO RICARDO RUBIO TORRES
Fuente: El Heraldo de México