Varios estudios respaldan estos hallazgos.
La mayoría de personas y gobiernos no escuchó las advertencias, pero sin acciones era inevitable su llegada y ahora el cambio climático ya está aquí, no era una amenaza sin fundamentos, sus consecuencias son y serán devastadoras. De acuerdo con Unicef, el sector más vulnerable de la población ante esta situación son los niños, no solo es una amenaza directa a la capacidad de los niños para sobrevivir, crecer y prosperar; también un riesgo para su salud, pues un tercio de los menores del mundo tendrán problemas en ese aspecto, según indica un nuevo estudio.
Varios estudios se han realizado para conocer el impacto del cambio climático en la salud infantil, uno de los más recientes fue dado a conocer por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo publicó The New England Journal of Medicine, y además de los dos temas mencionados se centra en la contaminación por combustibles fósiles. De acuerdo al documento la combustión de gas, petróleo y carbón, es la principal fuente tanto de contaminación del aire como de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto afecta a los fetos, bebés y niños, por su vulnerabilidad.
Pero las afectaciones a la salud infantil no son únicamente físicas, también son mentales. Y aunque todas las infancias están expuestas a varias exposiciones a combustibles fósiles, sus interacciones e impactos ambientales acumulativos, son aquellas que están en desventaja social y económica, en las que recae en las que recae la mayor carga.
El artículo recalca que la protección a las infancias implica que los profesionales médicos comprendan los múltiples daños que el cambio climático y la contaminación del aire provocan en los niños y utilicen las estrategias disponibles para reducir estos daños.
Consecuencias para la salud
Unicef señala que alrededor de 2,000 millones de niños viven en zonas donde los niveles de contaminación del aire superan las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que provoca que respiren aire tóxico, poniendo en peligro su salud y su desarrollo cerebral. Más de medio millón de niños menores de cinco años mueren todos los años por causas relacionadas con la contaminación atmosférica. Pero incluso un número mayor de niños sufrirán daño cerebral y pulmonar permanente, en una etapa en que estos órganos se están desarrollando.
Debido a una serie de factores biológicos y de comportamiento, el feto, el bebé y el niño son excepcionalmente vulnerables a los impactos ambientales relacionados con el clima y la contaminación del aire. Es esto se suma que los mecanismos biológicos de defensa para desintoxicar sustancias químicas, reparar daños en el ADN y brindar protección inmunológica están inmaduros en bebés y niños, lo que aumenta su vulnerabilidad al estrés psicosocial y tóxicos físicos.
También las necesidades nutricionales y de líquidos se suma a la problemática, ya que en esta etapa existe una mayor vulnerabilidad a las interrupciones del suministro de alimentos y agua. Los bebés y los niños respiran más aire en relación con su peso corporal que los adultos, lo que aumenta su exposición a los contaminantes del aire, y sus vías respiratorias más estrechas son vulnerables a la constricción por la contaminación del aire y los alérgenos.
Su función termorreguladora también los hace susceptibles a temperaturas extremas y el cambio climático ha aumentado la temperatura en 1.2 grados y se prevé que continúe a la alza.
Afectaciones sociales
Fenómenos meteorológicos extremos como los ciclones y las olas de calor, que cada vez son más frecuentes e intensos, ponen en peligro las vidas de los niños y amenazan con destruir infraestructuras esenciales para su bienestar. Las inundaciones ponen en riesgo las instalaciones de abastecimiento de agua y saneamiento, favoreciendo la aparición de enfermedades como el cólera, al cual los menores son particularmente vulnerables.
Las sequías, también consecuencia del cambio climático, aunadas a la variabilidad de los regímenes pluviométricos alrededor del mundo están ocasionando la pérdida de cosechas y elevando los precios de los alimentos, lo que significa para los pobres inseguridad alimentaria y privaciones nutricionales que pueden tener repercusiones a lo largo de toda la vida.
Diana Mabel González Salgado
Fuente: El Heraldo de México