El ex secretario de Seguridad Pública Federal recibió, cuando menos durante dos sexenios, protección de un grupo de periodistas de la fuente policiaca o de seguridad y de la secretaría de Gobernación y no tuvo empacho en amenazar a comunicadores que se atrevieron a ejercer críticas en su contra y a investigar su estela de corrupción
Uno de esos periodistas en la mira de Genaro García Luna lo fue el sinaloense Alvaro Aragón Ayala, quien desató la furia del ex secretario de Seguridad y “operador perverso” de Felipe Calderón, por la elaboración de un artículo que tituló GENARO GARCÍA LUNA, EL INTOCABLE, publicado en la revista VOCES DEL PERIODISTA del CLUB DE PERIODISTAS DE MEXICO.
La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York presentó la solicitud para que el juez Brian Cogan acepte una serie de pruebas que involucran a Genaro García Luna en actividades ilícitas durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012).
En uno de los puntos del documento se señala que existe evidencia de que durante cinco años (de 2008 a 2013) García Luna hostigó a un (a) periodista que lo había investigado, y que presuntamente entre 2009 y 2010 pagó sobornos a una organización de noticias para que no escribieran artículos que lo criticaran.
La amenaza contra el periodista Alvaro Aragón Ayala ocurrió después, a finales de enero del 2013, una vez que apareció publicado su artículo-investigación en VOCES DEL PERIODISTA, cuyo contenido levantó el interés del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, la DEA y la propia CIA. El periodista tomó sus propios protocolos de seguridad ante la amenaza en el sentido de que si seguía sacando información lo iban a “tirotear”.
En aquel tiempo un agente “gringo” se acercó al periodista en la Ciudad de México para que le proporcionara “más datos sobre Genaro García Luna”, a lo que Alvaro Aragón respondió: “no soy soplón, ni sapo, ni informante ni testigo. Soy periodista, comunicador, búsquenle por otro lado”.
La “investigación” de la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York no detalla el nombre del o la periodista amenazada, ni de la organización periodística. Tampoco se menciona cuál es el tipo de evidencia. Los periodos de tiempo mencionados coinciden con el periodo en que García Luna fue secretario de Seguridad federal, en el sexenio de Felipe Calderón, de 2006 a 2012.
La defensa de Genaro García Luna cuestiona evidencia que desea incluir la Fiscalía federal estadunidenses en el caso para enjuiciar al ex secretario de Seguridad Pública tanto sobre supuestos intentos para “silenciar” a periodistas como para intimidar o manipular a testigos en su contra.
El abogado César de Castro señala que la evidencia que desea presentar la fiscalía sobre intentos de su cliente para silenciar a reporteros cuando era funcionario mexicano aparentemente proviene de una periodista en México (en la solicitud de la fiscalía no se había identificado el género) que alega que fue amenazada por el acusado.
La defensa del ex secretario de Seguridad Pública Federal ubica a la periodista-escritora Anabel Hernández como “testigo clave” en el caso de su cliente e identifica a como la periodista a la que Genaro García Luna dicen que venía hostigando desde el 2008 en las que ella inició una serie de artículos y reportajes sobre la narcopolítica en México.
Aquí el artículo completo de GENARO GARCÍA LUNA, EL INTOCABLE, que motivó las amenazas contra el periodista Alvaro Aragón, quien precisó que el juicio contra García Luna “es un galimatías jurídico” y sostuvo que “el uso de periodistas para armar o fortalecer un proceso demuestra la fragilidad de las acusaciones. Es un juego de ‘gringos’ para armar ruido”.
EXAMEN MEXICO
Alvaro Aragón Ayala
GENARO GARCÍA LUNA, EL INTOCABLE
*El ex secretario de Seguridad Pública Federal es la pieza más codiciada y temida del rompecabezas del crimen organizado.
SABE DEMASIADO. ES EL ESLABON PERDIDO que hay que localizar y atar, instalar en el escenario delictivo en su justa dimensión penal, para armar el sangriento y lucrativo rompecabezas del crimen organizado, pero la intención del gobierno parece ser que es protegerlo, mutarlo en “alfiler” para dificultar su procesamiento en el pajar de la corrupción política-policiaca mexicana.
Interrogantes necias: ¿Quién protege a Genaro García Luna, ex titular de la “desaparecida” Secretaría de Seguridad Pública federal, usada en el sexenio pasado para combatir, al revés, el secuestro, ¿la inseguridad y el narcotráfico? ¿Para quién trabaja ahora? ¿Es o no “testigo protegido” o colaborador de la Drug Enforcement Administration (DEA) o de la Central Intelligence Agency (CIA), o de ambas a la vez? ¿Qué papel va a jugar en el virtual blindaje Eduardo Medina Mora, embajador de México en Los Estados Unidos, a quien sustituyó en el 2006 como secretario de Seguridad Pública Federal?
Genaro García. Opera su propia impunidad desde las catacumbas: “Los cambios en la Policía Federal serán duraderos: cuando yo me haya ido, la policía debe seguir trabajando como si estuviera todavía aquí… y eso es de cajón (cable WikiLeaks 08MEXICO1063)”.
No hay poder entonces que lo alcance pese a que en el régimen policiaco representa el lado oscuro del sistema político mexicano que horadó y socavó, resquebrajando sus aparatos de inteligencia policial y político.
La figura del privilegiado funcionario de Felipe Calderón Hinojosa, es la del villano, la del antihéroe que todo lo que tocó pudrió, envuelto en un sinfín de escándalos. De un Genaro cuyo actuar atomizó “lo negro del negro Durazo” y que en el cortometraje de su vida pública fue el policía que alcanzó grados inimaginables de descomposición.
En su supervivencia de película ¿Con quién comparar a Genaro García Luna? ¿Con el capitán Renault de Casablanca? ¿Con Hank Quinlan, diabólica encarnación de Orson Welles en la película Sed de mal? ¿Con Rafael Mazas, ex policía corrupto de la cinta La Caja 507? ¿Con el policía quemado interpretado por Bruce Willis en las 16 Calles? ¿O con el policía “integro” Richie Roberts, que escondía bajo una máscara sus verdaderas debilidades, descritas en American Gangster?
No hay equiparación alguna, que conste, con el incorruptible Eliot Ness de Los Intocables. Sí, es copia grotesca de Mata Hari, en su versión masculina a la mexicana: en calidad de secretario de Seguridad Pública autorizó compartir y mantener acceso libre y directo a la CIA y a la DEA sobre asuntos de seguridad nacional, como lo revelaron los cables de WikiLeaks 09MEXICO1971, 09MEXICO2134, 09MEXICO3195 y 08MEXICO1063, 07MEXICO983 que revelaron, entre otras cosas, que el legislador estadounidense republicano Mark Kirk, cuestionaba, en 2009, la credibilidad del funcionario.
Su poder rayó en la omnipresencia: Felipe Calderón lo designó sobre su reducido secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, y el propio Eduardo Medina Mora, ratificado embajador, como el contacto directo con Estados Unidos, otorgándole patente de corso.
Sin embargo, nunca fue un misterio su lado obscuro y perverso. Fue pública su cerrazón a no transparentar su patrimonio. Nunca pudo frenar los señalamientos de enriquecimiento inexplicable, amasando fortunas y propiedades que opacan la “Colina del Perro” del fallecido ex presidente José López Portillo, bienes que superan al triste célebre Partenón del corrupto jefe de la policía capitalina de la ciudad de México, Arturo Durazo Moreno.
No hay de otra: la única explicación para que Felipe Calderón ordenara a la PGR no acatar las exigencias del IFAI de hacer públicas el número de las averiguaciones en contra de Genaro García Luna por sus presuntas relaciones con el crimen organizado, es la de la complicidad.
Connivencia que lo protegió para no ser destituido del cargo por haber aceptado una condecoración del gobierno de Colombia sin haber informado y consultado al Senado de la República y a la Secretaría de Relaciones exteriores.
Contubernio que lo escudó para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no dictara medidas judiciales en su contra tras haber comprobado que se violaron garantías constitucionales en el caso de la ciudadana francesa Florence Cassez.
Colusión que impidió que lo alcanzara la investigación en torno al intento de asesinato de los agentes de la CIA Stan Boss y Chase Garnes y un capitán de la Marina de México, víctimas de un ataque con pistolas y fusiles AK-47 por parte de policías federales -bajo el mando de García Luna- que actuaron vestidos de civil el pasado 24 de agosto en Tres Marías, Morelos.
Indulgencia presidencial que disuadió cualquier intención de cese, pesquisa y consignación por los cientos de reportes de los posibles lazos con el crimen organizado procesados por los servicios de inteligencia estadounidense y recabados en México y los Estados Unidos.
Protección para desdeñar las denuncias públicas del extinto ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y diputado federal, don Juventino Castro Castro, contra Genaro García Luna como activo de los cárteles de la droga.
Contubernio para “aplastar” en octubre de 2011 en su planchada comparecía en la Cámara de Diputados, al legislador Gerardo Fernández Noroña, que insistió en acusarlo de tener vínculos con la delincuencia organizada, y que e incluso puso en sus manos un libro sobre los supuestos vínculos de altos funcionarios de la actual administración con el narcotráfico.
Blindaje gubernamental para no atender la denuncia epistolar-periodística del narcotraficante Edgar La Barbie Valdez Villarreal, usado éste para encarcelar al general de División Diplomado del Estado Mayor Ángeles Dauahare y al de brigadier Diplomado del Estado Mayor Roberto Dawe González, y que acusó también a Genaro García y a Felipe Calderón Hinojosa de mantener relaciones con el crimen organizado.
Maquinación para “sofocar” a los senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Omar Fayad, y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Alejandro Encinas, quienes exigieron la apertura de una investigación a fondo contra García Luna, sorprendidos por la desidia de no conceder valor de plena prueba a la carta de La Barbie Villarreal, y en cambio usar sus supuestos dichos para procesar a militares de alto rango.
Genaro García Luna sabe demasiado. Hábil para asegurar su propia supervivencia política actuó moviendo los hilos de la policía y la política con movimientos silenciosos e inapreciables a simple vista. Hombre que la gusta entretejer en la oscuridad armó una red de espionaje para mantener en un puño a los funcionarios de alto nivel, incluido el propio Felipe Calderón Hinojosa.
En posesión de información clave se volvió peligrosa aunque necesaria su conservación en el pasado gabinete. Desarticuló el aparato de inteligencia nacional pero supo armar una eficaz red de agentes que escudriñó y documentó la vida política, privada y sentimental de políticos del PAN, PRI, PRD y el resto de los partidos, de encumbrados hombres de negocios y militares incómodos.
Ese es su mejor salvoconducto. Pero, ¿la información que recolectó será suficiente para vetar cualquier investigación que pudiera abrirle el nuevo gobierno federal? Quizá. La lectura es que desde la PGR y la Secretaría de Gobernación se le protege ¿Poseerá entonces información delicada de los hidalguenses Murillo Karam y Miguel Ángel Osorio Chong?
El gobierno de Enrique Peña Nieto “desapareció” de un plumazo la Secretaría de Seguridad Pública, pero García Luna se mueve en las cañerías de la nueva subsecretaría de Seguridad. Su gente está ahí. Se ve, se huele y se siente. Después del 1 de diciembre no le ha pasado nada ¿qué tanto les sabe a los funcionarios priistas?
Cierto: Genaro García Luna es un hombre que sabe demasiado. Eso lo hace intocable. Protegido. Sabe que Felipe Calderón es uno de los mejores amigos de Álvaro Uribe, ubicado en una ocasión por el gobierno de los Estados Unidos en el lugar 82 de una lista de los 104 personajes vinculados con el negocio de la cocaína en Colombia. Según un documento confidencial, Uribe «ha trabajado para el cártel de Medellín y es (era) amigo cercano de Pablo Escobar».
A pesar de las múltiples evidencias que ligaban al mandatario colombiano con el tráfico de cocaína, Estados Unidos nunca hizo nada contra él porque fue el principal y más fiel aliado de la administración de George W. Bush en aquella región. En abril de 2007, Al Gore, el hoy premio Nobel, se negó a participar en una conferencia realizada en Miami para no sentarse al lado de Álvaro Uribe, por sus vínculos con los grupos paramilitares.
Si cae Genaro García Luna cae entonces Felipe Calderón Hinojosa. Todo mundo lo entiende. No son pocas las voces que exigen que se le investigue y procese ¿Quién lo protege adentro y fuera del país si el poder de Calderón se esfumó? Poco se sabe de él. Es el alfiler en el pajar. El cable 07MEXICO983, revelado el 25 de mayo de 2011, menciona que Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, ofreció dar a Estados Unidos libre acceso a información de inteligencia mexicana.
La oferta fue hecha al secretario de Seguridad Interior estadounidense, Michael Chertoff, durante una visita que realizó a México en febrero de 2007, según el informe redactado por Tony Garza, entonces embajador en México.
En esa ocasión, García Luna pidió a Chertoff acordar protocolos para intercambiar información de «alta calidad» ¿Entonces? ¿Sigue cruzando datos claves sobre la seguridad y los personajes de la vida política nacional? ¿Es “resguardado» o no por la DEA, la CIA o el Departamento de Justicia estadounidense?
La Policía Federal de Genaro García goza de cabal salud…los cambios, como él lo predijo, son duraderos.
VOCES NACIONALES