Las consecuencias de la pandemia son multifactoriales, sin embargo hay especialmente un problema que se agravó.
Las consecuencias de la pandemia son multifactoriales, sin embargo hay especialmente un problema que se agravó: el del sector educativo, y en una época en que se encontraba al frente la corrupta e ineficiente de Delfina Gómez. Todas las mediciones de rendimiento tanto en lo concerniente al pensamiento lógico-matemático como a la comprensión de lectura, ya ubicaban a nuestro país en la retaguardia de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la cual está formada por las naciones más prósperas del planeta.
De acuerdo a esto, el futuro no es alentador porque México tendría el material humano menos apto para el aparato productivo, lo cual es absolutamente lamentable y más cuando la autoridad educativa no hace nada para revertir estas condiciones de vulnerabilidad y de desventaja ante otros trabajadores del mundo.
Con Delfina Gómez y su sucesora, la también inefable Leticia Ramírez, se pueden registrar datos que reflejan una completa indolencia para darle una formación de calidad a las nuevas generaciones de mexicanos. El rendimiento académico de los estudiantes en México sigue siendo bajo en comparación con otros países de la región. Se necesitan políticas públicas que se centren en la mejora de la calidad de la enseñanza, la formación docente y la actualización de los planes y programas de estudio.
Pero no lo hacen y su respuesta es que debe haber un impulso a los “conocimientos tradicionales” y por ello reformulan los libros de texto de la educación básica con contenidos prejuiciosos, repletos de errores e imprecisiones, y con el elemento perverso del adoctrinamiento que procura la formación de personas sin sentido crítico. Estos libros no surgieron de la nada, sino del incentivo perverso impulsado por Delfina Gómez, a la que el presidente presentó como una iluminada porque se trató de la primera secretaria del ramo surgida del magisterio, pero esa condición no le dio nada de extraordinario, al contrario.
La educación es un derecho constitucional, aún persisten desigualdades en el acceso a la educación de calidad en México. Las políticas públicas deberían centrarse en la equidad y la inclusión para garantizar que todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad.
El presupuesto asignado a la educación en México ha sido históricamente bajo en comparación con otros países de la región. La violencia en las escuelas es un problema grave en México que afecta tanto a estudiantes como a docentes. Las políticas públicas deberían centrarse en garantizar la seguridad en las escuelas, incluyendo medidas de prevención de la violencia, capacitación de docentes y protocolos de seguridad adecuados.
Ya ni decir el rezago en materia de nuevas tecnologías de la información. De forma objetiva, con el rigor de estadísticas alusivas a su desempeño como secretaria de educación pública y con una sentencia en donde la exhiben como consumadora de delitos electorales, la corrupta de Delfina Gómez no debe tener ninguna oportunidad de ser gobernadora.
LORENA PIÑÓN RIVERA
Fuente: El Herado de México