Lidia Arguello Espinoza.
Seguramente el fundador del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, ha de estar revolcándose de la risa por la jugada simplona de Morena de incorporar a sus filas a la alcaldesa de Mocorito María Elizalde Ruelas y a su esposo, el ex presidente municipal Jesús Guillermo Galindo Castro, creyendo restarle fuerza al PAS y su proyecto cuando en realidad le quitaron un lastre de encima.
El matrimonio Galindo-Ruelas se había convirtió en la piedra en el zapato para Cuén y en un obstáculo para el crecimiento municipal del PAS. La pareja lleva tres periodos consecutivos gobernado Mocorito, levantado la inconformidad de los pasistas que consideraban que los conyugues cerraban la oportunidad a cualquier otro proyecto y eran los responsables de los brotes de rechazo al PAS por el ejercicio de un gobierno caciquil.
El reclamo de la falta de oportunidades políticas de los pasistas de a pie por el acaparamiento de la pareja presidencial de las principales posiciones por tres trienios consecutivos mantenía prendida la llama la deserción masiva de los militantes del PAS enojados por el agandalle de los conyugues, cuyo tren de vida cambió convirtiéndose en los nuevos millonarios de Mocorito. Ese fuego se apagó con la deserción del matrimonio.
El desgaste de la pareja presidencial con efectos negativos para el PAS era evidente. Los apetitos políticos y económicos del matrimonio entraron en una fase incontrolable al grado de acariciar la idea, de creer, que en el 2024 el PAS volvería a darles el apoyo para que disputaran otra vez la presidencia municipal, pero al ver que esa oportunidad se alejaba optaron por brincar a Morena.
Los peor para el PAS estaba por venir ya que la reprobación de las cuentas públicas del segundo trienio de Guillermo Galindo y los dispendios del primer año de María Elizalde Ruelas denotan la presencia de desvíos y saqueos del erario municipal; el PAS sentía que se vendría en su contra una avalancha de ataques de Morena y de los otros partidos, lo cual provocaría un desprestigio al PAS, pero ocurrió el milagro: Morena decidió adoptar a la pareja y convertirlos en militantes especiales de este partido.
Tan exclusivos que por su traición al PAS los diputados de Morena tomaron la decisión de borrarle a Guillermo Galindo los malos manejos de su administración y catalogarlos como “errores técnicos” ¡de los propios legisladores!, salvando así, les guste o no, a Cuén Ojeda y al PAS, pues al llevarse al matrimonio corrupto lo liberaron de ese lastre dándole la oportunidad de abrir el abanico de la participación a los pasistas y la sociedad rumbo a diputación y la alcaldía de Mocorito.
(Gremio/Mujeres por Sinaloa)