Alvaro Aragón Ayala.
La desaparición de la Financiera Nacional para el Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, colapsará al sector agrícola de Sinaloa, pues dejará a los pequeños y medianos productores de maíz, trigo, frijol y otros granos sin líneas de crédito. Los campesinos y ejidatarios quedarán a expensas de agiotistas o bien tendrán que recurrir al financiamiento del narco para sembrar sus tierras, cerrando un círculo perfecto para el “lavado de dinero”.
Miles de campesinos caerán caer en las garras del narcotráfico, bajo la modalidad de rentaparcelas, al no tener dinero para trabajar directamente sus predios. O tendrán que ajustarse a las reglas de financiamiento de la narcoagricutura o sea de poderosas empresas agrícolas o parafinancieras creadas para ocultar el flujo del dinero del narco. Los agricultores, pequeños y medianos, se verán forzados a mantener relaciones con los operadores de la economía subterránea o ilícita.
La falta de financiamiento abrirá, además, la puerta para que los narcotraficantes compren, si es posible, ejidos enteros dado que los pequeños y viejos productores con 5, 10 o 15 hectáreas, al decaer aún más la rentabilidad de la agricultura se verán obligados a vender sus tierras. Al desprotegerse la producción agrícola, sin programas de apoyo al campo y sin crédito, cundirá todavía más la miseria en la zona rural y serrana.
La anulación de la Financiera Nacional de Desarrollo provocará un gigantesco hoyanco a la línea de flotación del campo sinaloense, ya que la desaparición de la dependencia crediticia se sumó a la cancelación de cuando menos 25 programas de apoyo al sector agrícola. El actual gobierno sólo le apostado al clientelismo electoral a través de un esquema de subsidios y «transferencias» monetarias que no sustituyen el financiamiento productivo. La política clientelar no ha combatido la pobreza; por el contrario, la ha aumentado
La Financiera Rural funcionó de manera eficaz, apoyando a productores de todo el país, sin embargo, en los últimos cuatro años del gobierno federal, se redujeron la colocación de créditos, duplicaron la cartera vencida y la llevaron a la quiebra. Al cierre del 2018, con la llegada del presente gobierno, la FND contaba con una cartera de crédito de 62 mil 875 millones de pesos y al cierre del 2022, esta fue de 32 mil 6 millones de pesos, una disminución de 49 por ciento en dicho periodo.
Igualmente, su índice de morosidad pasó de 7.90 por ciento a 25.90 por ciento en dicho periodo, es decir, un crecimiento de 228 por ciento en lo que va de este gobierno, con un deterioro en su índice de cobertura de cartera vencida, que pasó de 103 por ciento a 78.10 por ciento, una disminución de 24 por ciento.
Entre pugnas internas y decisiones poco acertadas, el organismo, ancla importante para los intermediarios financieros con relación al campo, pasó a tener un patrimonio del orden de los 38 mil 917 millones de pesos al cierre del 2018, a los 29 mil 904 millones de pesos a diciembre del 2022, un detrimento de 23 por ciento.
Sin la Financiera Nacional de Desarrollo, sin dinero para hacer producir la tierra, los productores podrán ser usados por los narcos para colocar su dinero en la figura de inversiones a fin de hacerlo circular, recursos ilícitos que podrán ser facilmente “estratificados”, es decir, separarlo de su fuente-origen mediante “capas” de transacciones financieras, para luego proceder a “integrarlo” mediante el reingreso en la economía con operaciones comerciales o personales que aparenten ser normales.